lunes, 13 de febrero de 2023

LOS AVIADORES ESPAÑOLES EXILIADOS EN MÉXICO.

     El Ministerio de Defensa ha publicado el libro sobre los aviadores republicanos exiliados en México. Este trabajo fue promovido por el Ateneo Español de México y, desde un punto de vista muy humano, se relata el periplo de aviadores bastante conocidos (Sanjuan, Tarazona, Bastida, Armario, Lacalle, Tourné, Montilla, Negrín) y otros más anónimos (Álvarez Buylla, Ruiz Funes, Bayo, Gayoso, López, Fernández Alberdi, etc.). Gracias a la generosidad del presidente Lázaro Cárdenas, nuestros compatriotas pudieron reconstruir sus vidas y poner alas a la hermandad benéfico-aeronáutica (AAREE) que desplegó una actividad fraterno-aeronáutica que puso en contacto a los miembros de las FAR desperdigados por el mundo y alentó las bases para la creación de la Asociación de Aviadores de la República (ADAR). En esta investigación hay una relación de más de un centenar de personal aeronáutico (tripulantes, mecánicos, armeros, personal de la industria aeronáutica, etc…) vinculados a la aviación civil y militar que sirvió a la II República, así como su aportación al país que les acogió después de una dramática huida de una Europa en guerra a través del océano Atlántico. Por último, se incluye un índice biográfico, así como una relación de las memorias autobiográficas (alguna de ellas inéditas) de su experiencia en la guerra de España y su vida en el exilio en México.

FICHA TÉCNICA: C. Lázaro Ávila. Los aviadores españoles exiliados en México. 263 páginas, fotos B/N. Ministerio de Defensa, 2022.



lunes, 6 de febrero de 2023

EL CLUB DE LOS AFORTUNADOS

Artículo realizado por  Carlos Lázaro Ávila

    La rica pero muy desconocida historia aeronáutica española está salpicada de numerosas anécdotas que reflejan el día a día de todos los hombres y mujeres que contribuyeron a su desarrollo. Hemos recopilado en Relatos Aeronáuticos Españoles un conjunto de episodios relacionados con diversas facetas comunes de la aeronáutica (animales, amor, humor, indumentaria, honor, valor…) y que abarcan desde 1896 a 1943. A continuación, presentamos un hecho totalmente verídico sobre la experiencia de un salto en paracaídas de uno de los aviadores más reputados de la aviación militar de preguerra[1].



El almeriense Alejandro Gómez Spencer fue uno de los aviadores más completos de la Aviación Militar española de preguerra y su pericia a los mandos de un aparato dio lugar a que se convirtiera en piloto de pruebas de la empresa Construcciones Aeronáuticas S. A. (CASA) de Getafe. De hecho, Spencer (como era conocido en el mundillo aeronáutico militar) fue el piloto que el 9 de enero de 1923 tripuló el autogiro Cierva C.4 con el que el ingeniero murciano Juan de la Cierva obtuvo la certificación de la viabilidad de su novedoso invento: una aeronave que proporcionaba seguridad a los tripulantes cuando caía a tierra después de que se produjera la pérdida de su potencia motriz; años más tarde, el autogiro acabaría convirtiéndose en el precedente del helicóptero[1].

Spencer sufrió algunos percances en los aparatos que ensayaba obligándole a saltar en paracaídas para salvar su vida. En el verano de 1930, una revista de divulgación aeronáutica se hizo eco de uno de los afortunados saltos de Spencer. El 8 de julio, días después de haber probado exitosamente el nuevo caza Hispano Nieuport 52 para la Aviación Militar, este aviador andaluz probó un modelo de la avioneta CASA III de acrobacia, una de las modalidades más solicitadas en los espectáculos aéreos de la época. La CASA III iba a ser presentada al International Touring Competition, certamen aéreo convocado por la Federación Aeronáutica Internacional que iba a tener lugar ese mismo mes en Berlín.

Spencer partió a última hora de la tarde del aeródromo que tenía la empresa en Getafe y al someter a la avioneta a ejercicios acrobáticos a 400 metros de altura se le desprendió un plano y la CASA III entró en barrena. En una de las vueltas Spencer salió despedido de la carlinga del aparato, aprovechando para abrir el paracaídas y ponerse a salvo cayendo cerca de un campo de fútbol cercano al Cerro de Los Ángeles de Getafe partido rápidamente un coche ligero con un equipo de ayuda encabezado por el aviador e ingeniero de CASA Luis Sousa Peco, que localizó al piloto rodeado de los muchachos que estaban jugando al fútbol y que habían visto caer al avión y a su tripulante. Cuando descendieron del coche encontraron a Spencer intentando templar los nervios del accidente fumándose un pitillo y mientras que los mecánicos de casa se dirigían a inspeccionar los restos de la avioneta que se había destrozado en el impacto, con no menos nervios que Spencer, Sousa le preguntó a bocajarro: Pero ¿qué has hecho? Regresando a Getafe, el ingeniero le aclaró que el paracaídas que le había salvado la vida a Spencer era uno ya dado de baja para el servicio pero que, muy bien plegado, se había utilizado como relleno en el respaldo del asiento de la CASA III, confiando en que Spencer emplearía su paracaídas reglamentario…

Gracias a este y otros altos afortunados, Spencer no solo salvó la vida sino que ingresó en un célebre grupo de aviadores, el Caterpillar Club, oficiosa asociación creada por el canadiense L. Irving fundador en 1922 de la empresa de paracaídas Airchute Company. Irving empezó a conceder un simpático pin metálico en forma de gusano u oruga de seda (en inglés, caterpillar) a todos aquellos pilotos que hubieran salvado la vida empleado un paracaídas. El metafórico lema del Club era que la vida de un aviador que abandonaba su aparato dependía de algo tan ligero, pero también tan resistente, como los hilos producidos por un gusano de seda[2].


Certificado de pertenencia al Caterpillar Club de Julio Alegría


Teniente Jesús María Alia Plana muestra el pin del gusano del Club bajo el rokiski de Aviación (Cortesía S. L. Guillén).

[1] Curiosamente, Spencer no le dio mucha trascendencia al primer vuelo del autogiro, pero sí recordaba que Juan de la Cierva era muy quisquilloso en las pruebas de su invento, llegando a arrodillarse en el suelo para comprobar los saltos del autogiro C.4.

[2] Texto redactado a partir de la noticia aparecida en Aérea nº 84. Madrid, julio 1930; página 27. Hay una biografía de Spencer en https://dbe.rah.es/biografias/45498/alejandro-gomez-spencer, e información sobre el Caterpillar Club en https://en.wikipedia.org/wiki/Caterpillar_Club.


[1] C. Lázaro Ávila Relatos Aeronáuticos Españoles (Amazon Kindle, 2022).