La gran desconocida de las tres
aviaciones del bando nacional en la guerra civil.
Tan solo entre los mas “viejos”
investigadores aeronáuticos y entre los más acérrimos seguidores de la aviación
en la guerra civil sabrían decir que era la Brigada Aérea Hispana, muy pocos,
desde luego, y escasamente entre el público en general lo sabrían. Hablar de la
Brigada Aérea Hispana ( a partir de ahora BAH), es hablar de un conjunto de
unidades que juntas forman la más excepcional máquina de guerra aérea que los
aviadores españoles pudieran imaginar. Ni los nacionales ni los republicanos podían
crear unidades aéreas tan bien formadas como los fueron sin duda alguna en
primer lugar la Legión Cóndor y la Aviación Legionaria Italiana. Fue la
insistencia de Kindelan ante el General Franco lo que motivo la creación de la
gran unidad hispana, la B.A.H. Para conocer mejor a esta unidad española, voy a
usar un artículo escrito por dos grandes investigadores aeronáuticos como Juan
Arraez y Blas Vicente, articulo que apareció en “La Aventura de la Historia”, versión
digital el 16 de agosto de 2014. Esto nos dará algo más de luz sobre esta efímera
unidad de aviación española, duró tan solo dos años, y que fue sin duda el
germen creador de lo que hoy es el Ejército del Aire. Veremos igualmente sus
emblemas, pocos, de la mano de Blas Vicente, incansable investigador que sigue
trabajando en los archivos y centros de documentación, intentado dar a vida a la
B.A.H., al cual apoyo desde este blog y animo en su búsqueda, sin la constancia
de Blas Vicente no se llegaría a conocer nunca a la B.A.H.
Germen de nuestro actual Ejército del Aire, cuyo 75º aniversario se
cumple ahora, esta nueva unidad que adoptó el nombre de Primera Brigada del Aire, nació
el 9 de Noviembre de 1937 con
la idea de crear una aviación de bombardeo netamente española que consiguiese
restar cuota de poder a las unidades aéreas.
Su historia es efímera,
pues apenas si duró dos años. Es una historia de guerra, de sacrificio, de los
pilotos y del resto personal, que afrontaron un reto hasta entonces desconocido
para la aviación española. Este que sigue, fue el resultado.
El día 18
de Agosto de 1936, justo un mes después del alzamiento,
apareció publicado el Decreto número 52, relativo a la organización de las
Fuerzas Aéreas Nacionales, firmado en Burgos,
por Miguel Cabanellas, y a partir de él, otros decretos reglamentando la nueva
fuerza aérea, como el de 20 de Abril del 37, en que Alfredo Kindelán, Jefe
del Aire, el Estado Mayor del Aire en 7 secciones: Organización, Información,
Operaciones, Infraestructura, Material, Aprovisionamiento y Antiaeronáutica.
Desde entonces, se estuvo buscando un tipo de organización adecuada
a las circunstancias bélicas y a la escasez tanto de material como de personal.
Un nuevo comienzo.
Dos fueron las razones
principales de esta búsqueda: por un lado, se pretendía
reagrupar todos los grupos de bombardeo españoles existentes y que actuaban de
forma dispersa, lo
cual según la experiencia acumulada, mermaba los efectos de los bombardeos; y
por otra parte, intentar equipararse a las otras dos fuerzas aéreas
aliadas, la Legión
Cóndor y la Aviación Legionaria, que habían demostrado una gran
supremacía aérea y un elevado nivel organizativo.
A finales de noviembre se creó la Brigada Aérea Hispana como una
"gran unidad".
Esta incesante búsqueda daría término en la segunda mitad de 1937.
Atrás quedaban un sin fin de cambios en los mandos, en la organización y
reorganización de las Escuadras,
Grupos y Escuadrillas que conformarían la nueva unidad (no
constituida con fines orgánicos, sino para aumento de la eficacia en combate).
Así, a finales de noviembre de este mismo año, se creó la Brigada Aérea Hispana como
una "gran unidad" (según idea del Jefe del Aire, el General Alfredo
Kindelán).
La doctrina de empleo de la misma era resultante de las
doctrinas del "dominio aéreo" que predicaron tras la Primera Guerra Mundial,
militares visionarios como el italiano Giulio Douhet y seguidores suyos, caso
de los españoles Luis Manzaneque y el propio Alfredo Kindelán, verdadero
impulsor de la Brigada.
Una teoría sobre el poder aéreo.
Por primera vez, se conseguía llevar a la práctica real una teoría sobre el poder
aéreo, y experimentar con ella en situaciones reales de
combate.
Esta
doctrina de empleo se resumía en los siguientes puntos:
a) Actuación
predominante ofensiva: La defensiva estratégica o táctica no requiere el
agrupamiento de las unidades aéreas en brigadas o divisiones con predominio en
ellas de los aviones agresivos sobre los de defensa y estos en el número
estrictamente necesarias para facilitar el cumplimiento de las misiones
ofensivas de los primeros.
b) Actuación
en masa. La experiencia ha demostrado que la actuación simultánea de
varias escuadrillas obra intensamente sobre los nervios y la moral del
enemigo facilitando la victoria.
c) Movilidad. Una de
las características de la aviación que hace de ella un arma excepcional es la rapidez y facilidad de
desplazamiento que permite su actuación eficaz en el
momento y lugar en que la situación táctica requiera.
d) Rapidez de concentración.
Por razones de infraestructura así como por disminuir los riesgos procedentes
de las agresiones aéreas enemigas las G.U. aéreas deben dispersarse en tierra y
concentrarse en el aire rápidamente.
Ello requiere perfecta
instrucción un buen sistema de enlaces y una red de
transmisiones propias. A ser posible los aeródromos deben estar comprendidos en
un círculo de menos
de 60 kilómetros de diámetros. Estando como es lógico los
de caza más a vanguardia que los de bombardeo.
Las G.U deben tener servicios propios de E.M y de defensa además
de baterías antiaéreas.
e) Las G.U. deben
tener servicios propios de E.M. y de
defensa. La actuación independiente de estas unidades requiere
que dispongan de un E.M. con sus cuatro
secciones así como de órganos propios de información entre
los que destacan aviones
de exploración táctica y estratégica y secciones
fotográficas.
Han de tener además baterías antiaéreas y
secciones de aantiaéreas y
secciones de ametralladoras para la defensa de sus aeródromos, así como los
servicios de defensa pasiva.
f) Dependencia directa del Gran
Cuartel General del Ejército. Solo el mando supremo posee
los elementos de juicio necesarios para apreciar dónde y cuándo resultará más
adecuado el empleo del potencial agresivo de las G.U. aéreas.
Por ello el mando de las mismas dependerá directamente del mando
superior de los ejércitos de mar,
aire y tierra por intermedio del órgano idóneo ejecutivo;
en este caso la Jefatura
del Aire.
El coronel Apolinar Sáez de Buruaga ostentó el mando de esta
nueva unidad.
En casos especiales de la misma manera que una escuadra naval
opera a las órdenes del Mando
de tropas terrestres con las que colabora
circunstancialmente, puede actuar una G.U. aérea a las órdenes de un mando
militar o naval subordinado de Ejército, Cuerpo de Ejército, Departamento
Marítimo o escuadra.
El mando de la nueva unidad recayó en las manos del
Coronel Apolinar Sáez de Buruaga,
que venía de ser el Jefe del Estado Mayor del Aire de Kindelán, la Jefatura del
Estado Mayor de la misma, fue a parar al Comandante Francisco Arranz Monasterio
y la Jefatura de la Primera Sección del Estado Mayor la ostentaría el también
comandante Cipriano
Rodríguez apodado "cucufate".
Entre Octubre
y Diciembre de 1937, se organizaron las unidades aéreas,
la intendencia, se creó una red de escuelas de formación de pilotos,
tripulantes y resto de personal, de nuevos aeródromos, de servicios tales como
observación, fotografía aérea, sanidad, etc.
Todo era nuevo, todo
fue un desmesurado esfuerzo que terminó dando sus frutos.
Puesta en
marcha de la Nueva Unidad.
La nueva Gran
Unidad ya estaba lista para entrar en acción,
articulándose en torno a tres Escuadras.
En la 1ª
Escuadra, al mando de Eduardo González Gallarza (quién había
volado en el mes de septiembre anterior, como segundo piloto en uno de los
Junkers Ju 52 pilotado por el malogrado Carlos Haya, fallecido en acción de
guerra en Febrero de 1.938) se integraron los dos Grupos de Ju 52,
denominados 1-G-22, ó nocturno, por ser su especialidad las operaciones en la noche, mandado
por el Comandante Manuel Gallego Suarez Somonte, y el 2-G-22 (ó diurno, por
actuar de día), mandado por el Comandante Luis Roa Miranda.
La 2ª
Escuadra, mandada desde Noviembre de 1937 por
el Teniente Coronel José Lacalle Lárraga, se formó con los veloces Savoia S.79,aparatos
de origen italiano de novísimo diseño que alcanzaban los 460 km/h., y
que no necesitaban de protección de los cazas.
En la primera escuadra se integraron los Grupos de Ju 52 también
llamados nocturnos.
La formaban los Grupos
3-G-28(mandado por Luis Pardo Prieto "El Erulo", quien
fuera Jefe del Primer Grupo de Junkers, creado en Noviembre de 1936, y disuelto
en Mayo de 1937 y
4-G-28, a cuyo mando estaba Luis Navarro Garnica.
La 3ª
Escuadra, mandada por el Infante Alfonso de Orleáns y Borbón, a
la que fue a parar el tercer
Grupo de Bombarderos S.79,quinto en el orden general, el 5-G-28, cuyo
mando recayó en José
Gomá Orduña.
Esta Escuadra, originalmente, se denominó "Escuadra
Mixta", puesto que junto a los S.79 del 5º Grupo, formaron
el Grupo 7-G-14,mandado
por Carlos Soler Madrid.
Estaba compuesto por He
70E y F, utilizados en misiones de reconocimiento
fotográfico y bombardeos "quirúrgicos" muy al interior de territorio
enemigo, contando además con un grupo de cazas, el 2-G-3, mandado por Angel Salas Larrazábal dotados
de aviones Fiat CR.32, más conocidos con el sobrenombre de "Chirris".
Ya en 1938, se
creó un segundo grupo de
"caza", el 3-G-3 que inicialmente mandó el Comandante
José Ibarra Montís y que en Junio pasaría a mandar el "laureado"
Joaquín García Morato, tras dejar su Jefatura de la 3ª Sección del Estado Mayor
de la Brigada Hispana.
El bautismo de fuego lo recibió la nueva "gran
unidad" en la Batalla de Teruel, dónde no pudo
experimentarse en su plenitud, debido a las terribles inclemencias meteorológicas que
azotaron este frente, pero fue en las sucesivas Batallas de Aragón y Levante dónde
se demostró su valía en numerosos bombardeos tácticos y alguno también de
carácter estratégico como el ocurrido el 12 de Julio sobre el Puerto y dársenas de Cartagena.
El 1
de Junio de 1938 se habían efectuado un total de 763 servicios de guerra,
y se habían lanzado un total de 1.854,08 toneladas de bombas.
A principios de junio ya se habían efectuado 763 servicios de
guerra.
En Julio de este año fue reorganizada: se creó otro grupo de
S.79 -con aparatos entregados por la Aviación Legionaria-, el 6º, al mando del
Comandante Vives Camino, que junto al 5º, formaron la 3ª Escuadra, quedando así
excluidos los He
70 que pasaron a depender directamente del mando de la
Brigada Hispana, al igual que sucedió con los dos grupos de Caza; creándose
también, a partir de Agosto de ese año, varios Grupos formados a base de
aparatos S.81 italianos (unos
cedidos por la Aviazione Legionaria y otros 26 aparatos traídos ex profeso),
por lo cual y para acoger tal cantidad de unidades, se formó a finales de
Agosto, la Segunda
Brigada del Aire que pasaría a mandar el Infante D.
Alfonso de Orleans y Borbón, jefe a su vez de la Segunda Escuadra, dando paso a
una re estructuración y re
ubicación de los Grupos.
Así, tras esta reorganización, las dos Brigadas tenían la siguiente composición:
1ª.-
Brigada Aérea Hispana (Apolinar Sáez de Buruaga):
1ª.
ESCUADRA de Junkers 52: - 1-G-22 ( Cte. L. Díaz de Ribera Almunia)
-
2-G-22. (Cte. Alberto Vazquez Figueroa)
4ª
ESCUADRA de Savoia S.81: - 15-G-21. (Cte. Miguel Orduna López)
-
16-G-21. (Cte. Ricardo Guerrero López)
5ª
ESCUADRA de Savoia S.81: - 17-G-21. (Cte. Vicente Gil Mendizábal)
-
18-G-21. (Cte. Alfonso Carrillo)
2ª.-
Brigada Aérea Hispana (Alfonso de Orleans y Borbón):
2ª
ESCUADRA de Savoia S.79: - 3-G-28 (Cte. Luis Pardo Prieto)
-
4-G-28 (Cte. Luis Navarro Garnica)
En marzo de 1939, con la llegada de nuevos aviones, las Brigadas
Hispanas ya eran tres.
3ª
ESCUADRA de Savoia S.79: - 5-G-28 (Cte. Manuel Martínez Merino)
-
6-G-28 (Cte. Francisco Vives Camino)
Con esta distribución, afrontó la Brigada Hispana el resto de
operaciones militares en las que participó: El Ebro, Extremadura, Javalambre,
Cataluña, Madrid, y así hasta el final de la guerra.
En Marzo
de 1939, con la llegada de nuevos aviones, las Brigadas
Hispanas eran tres.
En la Primera se
mantuvieron la 1ª Escuadra de Ju 52, la 4ª y 5ª de Savoia S.81 y la 7ª Escuadra
de Caza; en la Segunda Brigada,
quedaron la 2ª y 3ª Escuadras de Savoia S.79, y la 6ª Escuadra, formada por
los novísimos aparatos
italianos Caproni Ca.310; y en la Tercera
Brigada Aérea Hispana, se integraron los Grupos de aviones alemanes Dornier Do
17 y de Heinkel He 111.
Con el final de la guerra, y dado que el esfuerzo bélico había
cesado y que las Brigadas Hispanas habían cumplido su misión inicial, se hizo necesaria una
reorganización del arma aérea a todos los niveles.
Las tres Brigadas se distribuyeron por Regiones Aéreas hasta
que finalmente desaparecieron con la Ley
de 7 de octubre de 1939(Boletín Oficial 292), por la que se
creó el Ejército del Aire, cuyo mando recaería en las manos del general de
brigada Juan Yagüe Blanco,
nombrado al efecto Ministro del Aire en el Decreto del 11 de agosto de 1939,
Boletín Oficial 223.
La
historia de la Brigada del Aire había finalizado, para pasar a convertirse en
leyenda.
LOS EMBLEMAS.
El primer emblema que vamos a ver
es el de la Brigada Aérea Hispana, emblema que se fabricó en dos versiones,
metal y bordado.
De forma ovalada en chapa, lleva
por detrás un imperdible para su sujeción. En su centro como se ve, lleva una
bomba de aviación, posiblemente de procedencia alemana. En su cuerpo de color
blanco una banda de color azul celeste que parte en dos mitades el cuerpo de la
bomba. En la superior el yugo y flechas de la Falange, que junto al tradicional
emblema de la Aviación militar eran los emblemas que identificaban a la aviación
nacional de la guerra civil. A los lados de la bomba vemos el nombre de la
unidad, a la izquierda “1ª Brigada del Aire”, y a la derecha su lema, “Reconquista
de España”. Este emblema metálico se
usaba en el brazo izquierdo del uniforme entre el hombro y el codo. (Colección Blas Vicente).
Fotografía de un Capitán que
estuvo destinado durante la guerra civil en la B.A.H., véase el emblema del
brazo (Fotografía Juan Arraez).
La versión en tela del emblema, izquierda
el original, derecha la reproducción actual, pero con las mismas medidas que el
original.
Emblema original, Arriba. (Colección
Rafael Salcers). Copia del emblema. Abajo. (Colección Blas Vicente).
Era portado por el personal de
tropa, idéntico al de metal pero sin ovalo, solo la bomba. Esto no significa
que la tropa llevara obligatoriamente el bordado y los oficiales le esmaltado,
pero era habitual verlo así.
Sobre el brazo izquierdo de la
guerrera vemos el emblema bordado para tropa. (Procedencia internet).
Vemos una serie de emblemas que
pertenecieron a la B.A.H.
Partiendo de la figura metálica,
que se encuentra a las doce (seguiremos viendo los emblemas con el movimiento
de las agujas del reloj). A la una el emblema del grupo de bombardeo nocturno
1-G-22, formado por aviones Junker JU-52. Estuvo al mando del grupo entre otros
Manuel Gallego. A las tres el emblema del 4-E-22, 4ª Escuadrilla de JU-52 del
grupo 2-G-22, una de las primeras unidades con material alemán en manos
españolas que se formó. A las cinco tenemos el emblema del 10-G-25, con
aparatos Heinkell-111, mandado por José Luis Ureta. A las seis el emblema
bordado. A las siete el emblema del grupo 18-G-21, con aparatos italianos
Savoia SA-81, fue comandando por Alfonso Carrillo Durán. A las nueve vemos el
emblema del Grupo 16-G-21, también de SA-81, que estuvo a las órdenes de
Ricardo Guerrero. Y por último a las once el emblema del Grupo 17-G-21, con
aviones SA-81 y a las órdenes de Vicente Gil Mendizábal. (Cuadro con emblemas
colección Blas Vicente).
Fuente: elaboración propia. Agradezco a Blas Vicente, Juan Arraez y Rafa Salcers su apoyo.