Este libro narra las vivencias, y actos que durante 15
días y siendo prisionero de una de las muchas tribus que recorrían el Sahara,
sufrió el capitán Nuñez Maza junto a su mecánico el sargento Ferrer. Para ello
me he apoyado en la crónica escrita en la revista Aérea nº 83 de junio de 1930
en la que se narraban los actos ocurridos durante ese tiempo. El libro escrito
en 1930 con prologo de Ramón Franco, lo incluyo en el artículo, así como una
breve reseña del Capitán Nuñez Maza. Creo que este fue su único libro escrito.
La noticia en la revista Aérea de 1930:
La
odisea del comandante Burguete.
El comandante laureado D. Luis Burguete, Jefe de la
Escuadrilla del Sahara Español, al efectuar un viaje desde Cabo Juby a Villa Cisneros, con el fin de
inspeccionar los servicios de aviación allí destacados, desapareció en el
desierto de Sahara el día 24 de mayo pasado. Acompañaban como escolta al
comandante Burguete y en otro aparato el capitán D. Carlos Núñez y el sargento
mecánico Vicente Ferrer Azpial, que tampoco llegaron al punto de su destino, y
en el mismo aparato de Burguete como observador iba el Chej Taleb Bueja. Sus
compañeros de Cabo Juby, alarmados por la falta de noticias respecto a su
arribada a Villa Cisneros, efectuaron vuelos en su busca y dieron cuenta al
Gobierno de lo sucedido cuando se convencieron de que algún grave accidente
había sucedido a los aviadores. La Jefatura Superior de Aeronáutica dispuso lo necesario
para dar con el paradero de los desaparecidos, y al efecto se envió a Cabo Juby
una escuadrilla de aviones para cooperar a las exploraciones por el desierto y
la costa donde pudieran haber caído. Además, el Gobierno envió un cañonero para
ayudar desde el mar a las pesquisas. El aparato trimotor Ford, que había
inaugurado la línea a Canarias, recibió orden de a su regreso detenerse en Cabo
Juby y unirse a los exploradores y auxiliar con su valiosísima ayuda a las
pesquisas, pues su radio de acción le permitía llevarlas hasta sitios donde
hubiera sido peligroso llegar a los otros aparatos. El General Balmes, que
salió de Madrid en viaje de inspección, también llegó a Cabo Juby el 26,
tomando personalmente la dirección de los trabajos de exploración que hasta ese
día no dieron resultado alguno. Los aeroplanos de reconocimiento hicieron el
recorrido Villa Cisneros-Cabo Juby, y también el de Villa Cisneros-Smara-Cabo
Juby y viceversa. Es decir, que los aviones en sus vuelos trazaron
repetidamente un triángulo con un vértice en Smara y un lado paralelo a la
costa.
Noticias de los aviadores.
En la madrugada del 27 circuló por Madrid la noticia de
haber sido hallados los tripulantes de los dos aviones desaparecidos entre
Villa Cisneros Cabo y Juby. La noticia primera la tuvo de “Transradio española”,
que a las 0,25 de la madrugada recibió el siguiente radio de su estación de Las
Palmas: «La estación de Villa Cisneros comunica que se tienen noticias de haber
sido hallados los aviones perdidos. Sus tripulantes han sido salvados».
El comandante Burguete envió a
Cabo Juby un mensaje por medio de un indígena.
La primera noticia que se tuvo de los aviadores se
recibió en Cabo Juby. Un moro indígena se presentó en el aeródromo de dicho
punto, y preguntó por el jefe de las tropas del Sahara español, teniente
coronel Peña, a quien entregó un mensaje del comandante Burguete. En él
comunicaba éste los motivos de su aterrizaje, que hablan sido a causa de una
avería en el depósito de agua y por ello hubo de aterrizar el avión, por no
poder refrigerar el motor para el resto de los kilómetros que había de
recorrer. El capitán Núñez, al ver que su compañero se veía precisado a tomar
tierra en aquel lugar, aterrizó también para ayudarle en lo que pudiera, a
reanudar el vuelo si era posible. Participaba también el comandante Burguete
que habían sido recogidos los cuatro tripulantes por una tribu nómada de la
cual era aquel emisario, y que estaban en perfectas condiciones de salud.
Apenas presentado el emisario del comandante Burguete, salieron los aparatos de
exploración hacia el lugar indicado por el moro, volando sobre el mismo.
El lugar del aterrizaje.
El aparato que pilotaba el comandante Burguete sufrió la
avería cuando pasaba a la altura del Cabo Bojador. El aterrizaje se efectuó a
20 kilómetros al Este del Cabo Bojador.
Cómo se han hallado los
aparatos.
Los aparatos han quedado imposibilitados para reanudar el
vuelo, pues uno de ellos aparece casi cubierto por la arena, bien porque ésta
le haya ido tapando poco a poco, o porque al aterrizar lo hubiera tenido que
hacer malas condiciones y se hubiera empotrado en una de las pequeñas montanas
de arena. Un moro era el único hombre que había junto a los aviones. Ninguno de
los tripulantes de éstos estaba allí.
Los aviadores no se desviaron
de la ruta fijada.
Según persona conocedora de estos vuelos, los aviadores
no se han desviado de la ruta que habían de seguir para llegar a Cabo Juby. El
hecho de que los aparatos no hayan sido vistos los días anteriores por los
aviadores que salieron en su busca, se debe a que el espejismo que se produce
en aquellas regiones impide ver los relieves hasta el punto de borrar la línea
divisoria entre la tierra y el mar, y, por lo tanto, resulta dificilísimo, casi
imposible, divisar desde el aire los aparatos, que estaban casi tapados por la
arena.
Una nota.
La Dirección General de Marruecos y Colonias, dio la
siguiente nota:
«A las siete de la mañana de hoy, día 27, se reciben noticias en esta
Dirección General, comunicadas desde Cabo Juby, en las que manifiestan que el
comandante Burguete, el capitán Núñez Maza y mecánico Ferrer han enviado
noticias directas, por las que dicen se encuentran bien entre gente de
Er-Guibat, Ait El Asen y Larosiin, a unos veinte kilómetros del Cabo Bojador.
Uno de los aparatos está averiado y el otro entre las dunas de arena». Apenas
conocidos los informes anteriormente transcritos empezaron las negociaciones
para el rescate, que dirigió desde los primeros momentos el teniente coronel
Peña, jefe de las fuerzas españolas de aquel territorio, quien en compañía de
varios indígenas embarcó en el cañonero 'Canalejas», que les desembarcó en Cabo
Bojador. Las negociaciones duraron varios días, pero tuvieron feliz éxito
respecto al comandante Burguete, que fue entregado sin imponer condiciones,
pues los moros nómadas de la Cabila de Air-el-Hassan son amigos de España y tan
pronto como tuvieron ocasión lo llevaron a la costa, sucediendo esto el día 30
de mayo, es decir, seis días después de su caída por avería del aparato. No
sucedió lo mismo con el teniente Núñez y sargento mecánico Ferrer Azpial, pues
tuvieron la desgracia de caer en poder de otras tribus más ambiciosas, que por
su misérrima condición vieron en ellos motivo de lucro. No obstante también
tuvieron éxito las negociaciones del teniente coronel Peña, pues mediante el
pago de quince mil pesetas, cantidad realmente irrisoria, tratándose de vidas
humanas, se consiguió la entrega el día 31 de ambos aviadores. Ya rescatados
todos y a bordo felizmente del “Canalejas”, fueron llevados a Cabo Juby donde
como es natural fueron recibidos con inmenso júbilo por compañeros, familiares
y amigos que tan amargas horas pasaron pendientes de su destino.
«Aérea», se complace en felicitar al General Burguete padre del prestigioso
Comandante protagonista de esta aventura, así como a los parientes del Teniente
Núñez y sargento Ferrer Azpias, por el fin afortunado de ella. A los valientes
aviadores no hay que decir que les desea suerte siempre en sus futuras
correrías por el aire.
El libro.
Viento del Sahara: diario de un aviador prisionero, por el Capitán Carlos
Nuñez Maza.
Editor Zeus, S.A. Editorial, Alcalá 106, Madrid. Publicado en 1930. 220
páginas. Prologo realizado por Ramón Franco.
Siguiendo la estela de la época en la que varios
prisioneros de guerra, en este caso en manos de Ab el Krim, tras el desastre de
Annual, y su liberación, pasaron al papel sus experiencias vividas en
territorio enemigo y como prisioneros de guerra. Nuñez Maza cuenta su
experiencia en dicho vuelo y el trato recibido como preso de esta tribu árabe.
Los 14-15 días que pasó prisionero junto a su mecánico los fue guardando en su
memoria, para posteriormente escribir esos recuerdos de cautiverio ya contando
los días vividos. Tras el pago del recate fueron entregados a las autoridades
españolas.
Nuñez Maza seguiría posteriormente en aviación. Nacido en
Luarca, Asturias el 2 de abril de 1899. En 1916 ingresa en la Academia de
Infantería de Toledo. En junio de 1919 es promovido a alférez, ocupa plaza en
diversos regimientos de infantería hasta que ingresa en el Grupo de Fuerzas
Regulares Indígenas Larache 4, participa en diversos hechos de armas. En 1921
asciende a Teniente, siendo citado como distinguido. Pasa por diversas unidades
de infantería, e ingresa más tarde en la Legión Extranjera. En 1924 es admitido
para realizar el curso de pilotos de aeroplano, finaliza el curso y es
destinado al grupo de escuadrillas de Tetuán. Como piloto realiza numerosas
misiones de bombardeo y reconocimiento sobre territorio enemigo. En 1926 es
destinado a Cuatro Vientos y ese año asciende a capitán, realiza el curso de observador
de aeroplano, por su participación en la guerra de Marruecos,
como infante y posteriormente como piloto, demostró un gran valor e
inteligencia en el mando de las fuerzas a su cargo, fue condecorado con la
Medalla Militar de Marruecos con pasador de Tetuán y Larache, y cuatro cruces
del Mérito Militar de 1.ª Clase con distintivo rojo. Realiza varios cursos y
pasa por distintas unidades aéreas. En Italia realiza un curso de hidroaviones.
En 1936 es presidente de LAPE, y asciende a comandante ese año. Pasa por
diversas unidades aéreas y cargos hasta que en 1937 asciende a teniente
coronel, con la reorganización del arma de aviación republicano, es nombrado
jefe de estado mayor de fuerzas aéreas. En 1938 asciende a coronel y es
nombrado subsecretario del aire. Tras el final de la
guerra civil marchó al exilio. Formaba parte del partido comunista de España.
Libro Viento del Sahara. (Archivo Carlos
Bourdon).
No he conseguido encontrar ninguna fotografía de Nuñez Maza cuando sirvió
en la campaña de Marruecos, pero si esta foto como teniente coronel destinado
en la Subsecretaria de Aviación (Revista Ícaro, Asociación ADAR).
Fuente:
elaboración propia. Revista Aérea nº 83 de junio 1930. Base de datos de la
Biblioteca Nacional, Madrid. Página de la Real Academia de la Historia, sección
biografías. www.rah.es.
Libro Archivo del autor.
Curioso el doble desenlace que tuvieron los aviadores accidentados, unos generosamente auxiliados y devueltos a España mientras los otros fueron empleados como moneda de cambio poniendo precio a su rescate. Así eran las cosas en aquel Sahara «español».
ResponderEliminarYo tengo una digitalización de una foto que tienen unos primos en la que están cuando se estaban formando como pilotos con la 22 promoción en Albacete, José Gomá Orduña subido a las alas de un Dorand de la Escuela y en el suelo Carlos Nuñez Maza, Luis Rambaud Gomá, el Laureado Felix Martinez , Eugenio Jack Caruncho, un profesor y Virgilio Leret. Ahí es nada!!!
ResponderEliminarHola José Luis Elso, agradecido por tu mensaje, y habría forma de disfrutar de esa foto?
EliminarGracias
Por fabor donde puedo conseguir una copia de este lobro ?
ResponderEliminarGracias
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