Como
se sabe el Comandante Garcia Morato se mató en accidente aéreo en el aeródromo
de Griñon, en Madrid, un 4 de abril de 1939, tras ser filmado realizando unos
ejercicios acrobáticos en su avión, el 3-51, Fiat CR-32 “Chirri”. Dicho
aparato, más bien los restos, quedaron en el campo mientras se atendía al héroe
caído. Fueron custodiados por soldados hasta que definitivamente fueron
retirados del campo. Pero durante ese tiempo, los soldados que lo custodiaron e
incluso la gente que pasó por delante de dicho avión se llevaron un recuerdo.
Era ni más ni menos que el mítico 3-51 que Garcia Morato usara en sus combates,
no es de extrañar pues que alguno se aprovechara de la circunstancia. Con el paso
del tiempo, el emblema que el 3-51 portará en la cola del aparato y se paseara invicto
por los cielos de España acabara en un bar, y su dueño lo mostrará con orgullo.
Restos
del 3-51 tras su caída al suelo, los restos quedaron bastante destrozados,
además de quemados, poco se pudo recuperar de este aparato. (Fotografía Revista
Aeronáutica y Astronáutica).
El
mítico emblema de la Patrulla Azul pintado sobre la cola de los aparatos de la
unidad. (Fotografía Revista Aeronáutica y Astronáutica).
En
los años 70 (no he podido confirmar aún la fecha ni el número de la revista en
la que aparece dicho trabajo) apareció una articulo en la revista Defensa que
escribió Canario Azaola, en dicho artículo se mostraba una fotografía y un
texto de una entrevista que el director de dicha revista militar realizó en su
momento al Sr. Ángel Urrutia. Esta es la entrevista.
Un
recuerdo de Garcia Morato en Bermeo (Vizcaya). Por Vicente Talón.
Habiendo sido el primer civil que voló en un avión a
reacción del Ejército del Aire español, un T-33 de la entonces Ala de Caza nº1,
y como quiera que esta unidad era la heredera de las reliquias, glorias y
tradiciones de la escuadrilla de Garcia Morato cuyo lema, Vista, Suerte y al
Toro, ostenta, me interesé mucho por el famoso piloto cuya vida se truncase, en
un estúpido accidente, a los pocos días de concluido el conflicto que le había
hecho mundialmente famoso. Por esto, cuando en abril de 1964me dijeron que el
distintivo del avión en el que pereció Garcia Morato se encontraba en poder de
Ángel Urrutia, un vecino de la localidad vizcaína de Bermeo, tan conocida y
visitada por mí, en aquellas fechas quise averiguar si era cierto y,
efectivamente, Urrutia me enseño aquel recuerdo, asi como otra pieza del mismo
aparato; un reloj. Mi interlocutor, que al principio no era muy locuaz, acabo
por contarme su historia que era como sigue. Movilizado en 1937, fue destinado
a un grupo de rescate de aviones en el que permaneció hasta el fin de la
guerra. Su misión consistía en recoger los aparatos abatidos y llevarlos a
Sevilla en donde los reparaban o se aprovechaban sus piezas, según los casos.
El periodo de más actividad lo tuvo durante la batalla del Ebro en la que las
perdidas aéreas, en ambos bandos, fueron cuantiosas. Nada de esto se había
borrado de la memoria de Urrutia y mucho menos la tragedia final. Reproduzco de
sus declaraciones, publicadas en “El Periódico Español- El Pueblo Vasco”: “Lo que nunca creí es que iba a ver morir a
Garcia Morato. Y, además, cuando todo había terminado. Estábamos en Griñón y se
acababa de filmar un simulacro de combate aéreo entre el comandante, a los
mandos de su “Fiat”, y un “rata” ruso pilotado por Barranco. De pronto el avión
de Morato, pintado con la matricula 3-51 se estrelló contra el suelo. Yo eché a
correr e intenté sacarle de allí, pero no pude. Inmediatamente llegaron otros y
se acabó liberándole de aquella cárcel de hierros retorcidos. Pero era tarde.
Había muerto. Yo me quede con dos recuerdos. El emblema que llevaba pintado en
la cola y el reloj del salpicadero. Quería tener alguna cosa de Garcia Morato.
No sé si hice bien. Pero todos deseábamos lo mismo y quien pudo se llevó algo”.
Ignoro qué habrá sido de estas piezas. Solo sé que a la
pregunta de si las vendería, Ángel Urrutia contesto y así consta en letras de
molde: “Ni aunque no tuviese con qué
comer”.
En la fotografía, Ángel Urrutia (izquierda) muestra a
Vicente Talón (derecha), que tiene en su mano el reloj del avión, el distintivo
de la Escuadrilla Azul, arrancado al Fiat CR-32.
En
un próximo artículo hablaré de los resto del 3-51 de Griñón y del 3-51 del Museo
del Aire de Cuatro Vientos, que no son lo mismo.
Fuente:
elaboración propia, agradezco a Blas Vicente la información facilitada, a
Vicente Talón y a Canario Azaola su colaboración.
Muy interesante. gracias por publicar.
ResponderEliminarGracias a ti por leer.
ResponderEliminarBuenas tardes,
Eliminarhe leído su articulo sobre García Morato y tengo una duda. Tengo una hélice de avión de madera que según mi abuelo, que era Teniente Coronel,la había recogido del accidente de García Morato. La hélice estaba rota, una pala, pero desgraciadamente la restauré en los años 80 y no tengo fotos. ¿Es posible que el avión del accidente tuviera una hèlice de madera en vez de metálica como era lo habitual?
Muchas Gracias
Rafael
velika944@gmail.com
Hola, la hélice del 3-51 era de aluminio, no de madera, quizás fuera una hélice de otro aparato, saludos
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