martes, 31 de marzo de 2020

LAS MEDALLAS DEL TROFEO HARMON DE CARLOS DE HAYA


Por Blas Vicente y Santiago Guillen.

            La verdad es que resulta increíble con qué poco nos “liamos”, los amantes de la historia de nuestra aviación, para pasar estos ratos de confinamiento a los que estamos sometidos y que esperamos duren poco. Como interesados en esta, nuestra historia aeronáutica, los que suscriben estas líneas, contactamos, al respecto de la reciente venta (en un conocido “portal de ventas” online), de dos piezas singulares. Se trata de DOS medallas iguales (o copia), a la entregada a Carlos de Haya, que le acreditaba como ganador del Trofeo Harmon de aviación del año 1931. Lo curioso del asunto es que sabemos, por Miretxu de Haya (hija de Carlos) que la pieza original la conserva la familia. Con estos datos, no nos quedaba otra solución que iniciar una investigación para esclarecer la aparición de las piezas.

Antes de comenzar, cabe recordar (pues de esto tratan los artículos que se vierten en este estupendo blog: de recordar cosas que tristemente hemos olvidado), que el trofeo Harmon[1] fue establecido en 1926 por Clifford B. Harmon (1866-1945), un acaudalado aeronauta y aviador americano, pionero en proezas como las que premiaría su trofeo, pues, entre otras, fue el primero en cruzar en 1910 en travesía aérea, el estrecho de Long Island, o el que ostentó el récord de duración de globo libre entre 1909 y 1927.


                       Clifford B. Harmon con sus distintos trofeos. (Fuente: Internet).


El Trofeo Harmon, o “Harmon Trophy” llegó a ser uno de los galardones aeronáuticos más prestigiosos del mundo, sino el que más. Se entregaba de forma anual por la Liga Internacional de Aviadores o L.I.A. (creada por el propio Harmon tras la Primera Guerra Mundial). Existían distintas categorías: inicialmente, se trataba de un conjunto de tres trofeos internacionales, que se otorgaba anualmente a aviador excepcional, aviadora, y aeronauta del mundo ( globo o dirigible ); a posteriori se creó un cuarto trofeo, el "Trofeo Nacional", fue otorgado desde 1926 hasta 1938 para el aviador más sobresaliente en cada uno de los veintiún países miembros de la Liga, y de nuevo desde 1946-1948 en honor a los estadounidenses que hubiesen contribuido a la aviación. En España, por ejemplo, dejó de otorgarse el trofeo con el inicio de la Guerra Civil, en 1936.

Fueron varios los españoles merecedores de tan distinguido trofeo, así que nada mejor que darles un pequeño homenaje recordando sus nombres y las gestas más significativas que realizaron, que coinciden, como no, con la llamada década prodigiosa de los “Grandes Raids”, época en la que las alas españolas escribieron esas grandes gestas con letras de oro en el libro de la historia de la aviación mundial:

El primero en obtener tan preciado trofeo fue Ramon Franco Bahamonde. El 21 de enero de 1926, partía de Palos el hidroavión Dornier Wal, bautizado como Plus Ultra. Su objetivo era cruzar el Océano Atlántico partiendo de Cádiz, para llegar a Buenos Aires[1]. El punto de origen fue el puerto de Palos, el mismo puerto desde el que partió Cristóbal Colón. Franco contaba con la pericia de los tripulantes Julio Ruiz de Alda y Juan Manuel Durán y el mecánico Pablo Rada. Era un intento más de conseguir cruzar con éxito el Atlántico de Este a Oeste (a la inversa ya se había conseguido en cinco ocasiones). En esta ocasión se consiguió la meta. El raid se completó en siete etapas, recorriendo un total de 10.285 kilómetros en 59 horas y 48 minutos de vuelo. El 10 de febrero de 1926 el Plus Ultra amerizaba en Buenos Aires completando una hazaña increíble para la época. Franco y sus hombres fueron recibidos como héroes. Ese mismo año, Franco recibía el premio Harmon, el máximo galardón de la aeronáutica en aquella época, y no a nivel “nacional”, sino internacional, pues en ese momento, España todavía no era “socio” de la L.I.A. Justo tras el logro del Plus Ultra, pasó a formarse la Sección Española de la Liga Internacional de Aviadores, que fue presidida por Alfredo Kindelán, con Ramón Franco y Joaquín Lóriga como vicepresidentes, tesorero Francisco Ansaldo, y Secretario Jacobo de Armijo.

 El siguiente vuelo premiado lo fue en el continente africano. La lejanía con España y la necesidad de explorar África hizo que ya en 1926 Guinea recibiera la primera expedición aérea, a cargo de la Patrulla Atlántida, formada por tres hidroaviones Dornier Wal que al mando del Comandante D. Rafael Llorente Solá amerizó el día de Navidad en la rada de Santa Isabel de Fernando Poo con su hidro bautizado “Valencia” (copilotado por Teodoro Vives y con el sargento Navarro como radio) después de haber salido de Melilla y realizar escalas en Casablanca, Las Palmas, Port Etienne, Dakar, Conakry, Monrovia, Abidjan y Lagos. Completaban la patrulla el hidro pilotado por los capitanes Jiménez Marín y Rubio, a los mandos del “Andalucía” y el hidro de los capitanes Antonio Llorente y Martínez Merino “Cataluña”, en el que asistían el capitán de ingenieros Antonio Cañete y el mecánico soldado Madariaga. Este raid, que también tenía como misión la realización de diversos cometidos aero-fotográficos, supuso para su comandante el reconocimiento de la Asociación Internacional de Aviadores que le otorgó el Trofeo Harmon de 1927 por haber regresado a su base con su patrulla íntegra después de haber recorrido más de 15.000 kms. Esta hazaña consiguió también el segundo puesto en el trofeo Harmon internacional.



Arriba, portada de la Revisa AÉREA de Enero de 1927, dónde se cuentan las gestas de la Patrulla Atlántida. (Fuente, hemeroteca digital de la BNE.). Abajo, portada de la revista MOTOAVIÓN número 61, de 25 de octubre de 1930, en la que podemos ver a Cipriano Rodríguez y al teniente Carlos de Haya. (Fuente, hemeroteca digital de la BNE.).


En ésta fotografía vemos, el Breguet XIX con el que se consiguieron batir los récords de velocidad. (Fuente, Hemeroteca digital de la BNE).

  Entre 1929 y 1930, el capitán Cipriano Rodríguez Díaz, junto a un joven teniente de nombre Carlos de Haya González, batieron con un Breguet XIX “Grand Raid” con numeral 71, una serie de récords de velocidad: El Récord mundial de velocidad sobre base de 5000km a una media de 208.159km/h.; el Récord mundial de velocidad sobre base de 2000km. a una media de 220.458km/h.; el Récord mundial de velocidad sobre base de 2000km. a una media de 220.458km/h. con 500kg. de carga comercial, en el mismo vuelo se batieron los dos récords. Estos récords le hicieron acreedor a Haya del diploma de honor y la medalla de oro de la liga internacional de Aviadores de ese mismo año, el Harmon Trophy, correspondiente a 1930.

El Harmon de 1931 (medalla y diploma de honor) también fue para Carlos de Haya con motivo de su Raid a la “Guinea española”. El día de Navidad de 1931 aterrizaron en Bata, procedentes de Sevilla, Carlos de Haya y Cipriano Rodríguez Díaz (apodado de formar cariñosa “Cucufate”, quizás por su escasa estatura), que atravesaron en vuelo directo y rectilíneo el desierto del Sáhara a bordo del mismo Breguet XIX «Gran Raid» con el que se habían conseguido los récords de velocidad el año anterior. La proeza llegó después de recorrer 4.572 kms. Fue la primera ocasión en la que en vuelo directo se enlazó la península con la entonces colonia de Guinea.

En 1933, dos españoles consiguieron el Trofeo Harmon, lamentablemente no se les pudo entregar.  En 1932 se proyectó lo que, por vez primera se haría: cruzar el océano Atlántico desde Sevilla (España) hasta Camagüey (Cuba) sin paradas intermedias. Los pilotos elegidos fueron Mariano Barberán y Joaquín Collar, y como mecánico de abordo tenían al sargento Madariaga, usando un avión sesquiplano Breguet XIX, Superbidón bautizado “Cuatro Vientos”. El viaje se inició el sábado 10 de junio de 1933 en el aeródromo de Tablada (Sevilla), aterrizando con éxito al día siguiente en el de Camagüey. Tras concluir el viaje España-Cuba de manera exitosa, el avión desapareció por razones aún no conocidas cuando volaba en un trayecto entre Cuba y México, durante la segunda parte de su trayecto. Todavía hoy se desconoce qué ocurrió con el avión y la tripulación. El 22 de abril de 1934, el diario ABC en su página 46, anunciaba que la Liga Internacional de Aviadores, concedía a título póstumo el trofeo Harmon, correspondiente a 1933, a aquellos desafortunados pilotos del “Cuatro Vientos”.


Foto de Barberán y Collar en Camagüey. A sus espaldas el “Cuatro Vientos”. (Fuente Internet).


Foto de Ramón Torres mostrando la medalla del Trofeo Harmon y el diploma acreditativo. Portada de una revista de época. (Fuente internet).

En 1934, un joven piloto llamado Ramón Torres Guasch, (que acaba de obtener su título de piloto el 15 de junio del 34), adquirió a principios de julio una avioneta Potez 43 con motor radial equipada de monoplaza para poder disponer de depósito suplementario de combustible y con matrícula EC-AXA, y con ella emprendió, el 22 de noviembre, un viaje en solitario, que con principio y fin en Barcelona, le llevó a recorrer en un mes 11.160 Km. por Africa, vía Marruecos, sur de Argelia, Dakar y el Sáhara Español. Pese a no tratarse de ningún intento de récord, la Federación Aére  a Internacional reconoció el extraordinario mérito del viaje, otorgándole el premio Harmon.

Poco después, el 16 de mayo de 1935, un piloto cántabro de 21 años que había iniciado un raid en solitario desde Santander a Méjico, aterrizó en Sidi Ifni. Se trataba de D. Juan-Ignacio Pombo Alonso Pesquera a los mandos de la avioneta British Aircraft Eagle 2, bautizada como «Santander», y con la que felizmente completó el raid de 15.970 kms en 76 horas y cinco minutos de vuelo. Este fue el último galardonado español con tan prestigioso trofeo.


Pombo con un pie en el estribo de su avioneta “Santander”. Artículo de Fernando Llorente para el blog Museo Aviación Militar Española.

Sabemos, también por el artículo de Miguel Angel Pérez, que otros españoles también fueron merecedores de otros premios “Harmon”, caso de Juan de la Cierva, que obtuvo la “medalla extraordinaria” de 1928, o los capitanes Jiménez e Iglesias, que obtuvieron la medalla de plata del premio Harmon en 1929. Volviendo a lo que nos ocupa, al trofeo. Al parecer, son varios diseños, uno para cada categoría, destacando el que corrió a cargo de una joven artista de Georgia, la princesa Isabelle Roussadana “Roussy” Mdivani (1909-1938), que, curiosidades de la vida, estaba casada desde 1928 con el pintor español Josep María Sert; y el del belga Godofroid Debrese, al que nos referiremos más tarde por ser el que nos interesa. Para las “Secciones Nacionales” (caso de la española), el diseño de la figura original, así como de los medallones, corrió a cargo de Godofroid Devrese, que era un escultor y Medallista, belga, nacido en Courtrai el 19 de agosto de 1861, quién, además de producir más de 200 medallas, también realizó bajorrelieves, estatuas de animales y monumentos, falleciendo en Bruselas en 1941.


   Roussadana Mdivani junto a su diseño en una publicación de época. (Fuente: internet)

La escultura de Devrese, representa a dos figuras aladas, una sobre otra, ambas sobre una bola terráquea que aparece flotando en un mar de nubes. Todo este conjunto se asienta sobre una base octogonal. Está moldeada en seis piezas. La parte más grande incluye la base octogonal, un globo terráqueo y los cuerpos de las dos figuras humanas aladas. Las otras cinco partes son las cuatro alas y las piernas de la figura superior.

Sabemos por el artículo de D. Miguel Ángel Pérez, que la escultura confeccionada para la Sección Española de la L.I.A., (la escultura original), se encuentra en el Cuartel General del Aire, mide 92 cm. de alto, y “en su base están grabados varios renglones: «1926 COMANDANT FRANCO/ 1927 COMANDANT LLORENTE/ 1928 /1929/1930/1931», los últimos años en blanco. A la izquierda figura «L.I.A» y a la derecha «HARMON TROPHY AMERICAN PILOT N-6 F.I.L.», finalmente a ambos lados de la peana aparecen más años en blanco hasta 1939”.

Al parecer, en el trofeo se hace referencia a Clifford Harmon como titular de la licencia Aeronáutica Internacional número 6 de la Federación (en los primeros días de la aviación, antes de la licencia nacional de pilotos, licencia sobre una base deportiva fue realizada por la FAI). Al otro lado de la base está inscrito "LIA", una referencia a la Ligue Internationale des Aviateurs.

En cuanto a la medalla (más bien medallón), ésta tiene un diámetro de 7,5 cm. y lleva incluido un prendedor para anilla. En el anverso, Devrese (autor también, sin duda, de dicha medalla) reprodujo en relieve la escultura a la que hemos hecho referencia. En el reverso, figura a modo de círculo perfecto, la siguiente leyenda: en la parte superior LIGUE INTERNATIONALE DES AVIATEURS, y en la parte superior, MEDAILLE D´HONNEUR. El centro de este reverso se reservaba para poner el nombre del agraciado y el año. Concretamente, en el medallón que nos ocupa, se grabó en su parte central la siguiente leyenda: ELIGE A CARLOS DE HAYA Y GONZÁLEZ COMO SU CAMPEÓN AVIADOR DE LA SECCIÓN ESPAÑOLA. 1932 (1932 es el año de concesión, pero el premio es de 1931 como figura en el Diploma de Honor).

Hasta aquí, es todo lo normal que debería haber en uno de estos medallones, pero Carlos de Haya, que era todo un caballero, mando grabar en el espacio central sobrante de la medalla la siguiente leyenda: A CUCU EN RECUERDO DE NUESTRO VUELO A GUINEA, fdo. HAYA., en clara alusión a que el premio era merecedor también su nombrado compañero Cipriano Rodríguez alias “cucufate”. Según nos refiere Miretxu, esta medalla, la entregó Haya a “Cucufate”, y tras el fallecimiento de ambos durante la Guerra Civil, la viuda de “Cucufate” le devolvió el obsequio en un más que hermoso gesto, a la viuda de Haya. Pero, ¿si este premio consistía en una única medalla entregada, porqué han aparecido recientemente dos piezas más?

Como el lector podrá apreciar en las imágenes de las citadas piezas (en color al final del artículo), las mismas no tienen la calidad de la original (en blanco y negro, también al final del artículo). En una de ellas no se lee la leyenda, en la otra, aunque si se lee bien, se aprecian puntos inacabados. La explicación la encontramos en que ninguno de los dos medallones es original. Según nos dicen sus actuales dueños (quienes prefieren permanecer en el anonimato), estas piezas están hechas en un metal blando llamado “calamina”, bastante usado para pruebas de taller. Por lo tanto, creemos que estas dos piezas son “pruebas de taller”.
Nuestra hipótesis (sólo es una hipótesis para intentar desentrañar el porqué de la existencia de más de una de estas medallas), es la siguiente: Carlos de Haya, para agradecer a Cipriano Rodríguez toda la ayuda y colaboración prestada, tanto en los récord de velocidad como en el viaje a Guinea, debió encargar a algún artesano español una copia del medallón a fin de obsequiar a su amigo. El artesano, seguramente, debió realizar un molde en escayola (o arcilla u otro material de uso en la fundición de estas piezas) del original. Desconocemos si sobre el molde escribió la leyenda “A CUCU EN RECUERDO…” y lo firmó, o lo hizo directamente en el original o en una de las copias.

El artesano, como es lógico, debió hacer varias pruebas con el molde en el citado material (calamina), corrigiéndolo en los defectos apreciados, hasta que le gustó el resultado, procediendo a confeccionar un nuevo medallón idéntico al original. Esta hipótesis explicaría la existencia de tal cantidad de copias, pues junto a las dos que salieron recientemente a la venta, existe otra en poder de la familia (entendemos que la original) y otra (u otras dos) en el Museo del Aire, pues allí estaban hace unos años en la vitrina de Carlos de Haya. Quizás sea esto, o quizás otra cosa, el caso es que existen varios medallones idénticos. Esto da que pensar…, y si estamos en lo cierto, a saber si todavía hay más pruebas en algún antiguo taller de orfebre!!!!

Nuestro agradecimiento a Miretxu de Haya y a D. Jesús M. García, que han aportado datos imprescindibles para la confección de este artículo.

NOTA DE LOS AUTORES.


Tras la publicación del artículo, nos ha llegado noticia de que, en los años 80, la familia Haya donó copias de las medallas de Carlos de Haya al Museo del Aire…por lo tanto, otra explicación plausible es que las copias que han aparecido, podrían ser pruebas, no de época, sino para conseguir copia de esas medallas donadas al Museo. Según Miretxu, su tío Fernando de Haya (hermano de su padre), se encargó de la gestión con el Museo y le parece bien esta explicación, así que la damos por buena y dejamos el caso cerrado…..



ÁLBUM FOTOGRÁFICO.







Diversas imágenes del trofeo Nacional español, dónde se puede observar la firma del escultor Godofroid Devrese, los años y los dos primeros campeones españoles, Franco y Llorente. (Fuente Internet).





Arriba y abajo, las dos copias en calamina localizadas. Como puede apreciarse, en la primera se intuyen (más que se ven) las letras del centro de la medalla, mientras que en la de la parte inferior ya aparece la medalla prácticamente terminada.



Fotos en b/n del anverso y reverso de la Medalla que posee la familia de Carlos de Haya. Fuente:  http://www.carlosdehaya.com/records.htm


Diploma de honor de la L.I.A. a Carlos de Haya por su viaje Sevilla-Bata. Alrededor, se pueden observar las diversas distinciones que comprendía el citado Trofeo Harmon. Fuente: http://www.carlosdehaya.com/records.htm



La otra medalla de honor ganada por  Carlos de Haya por sus récord de velocidad y la carta de concesión firmada porHarmon.


Medalla de la Sección Alemana que como vemos es de igual tipología que la Española. Fuente: internet.


BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES

-Página web dedicada a Carlos de Haya: http://www.carlosdehaya.com/
- Hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España.

-Artículo en este mismo Blog de D. Fernando Llorente: AVIADOR JUAN IGNACIO POMBO ALONSO PESQUERA, ÚLTIMO RAID DE LA AVIACIÓN ESPAÑOLA


-          Belarde, J. (1995): “Aviones españoles del Siglo XX”, Fundación Infante de Orleans.
-          Gismera Velasco, T. (2008): “El vuelo del Cuatro Vientos. La última azaña”. Vision Libros.
-                      Pérez Arias, J.M. (2018) “La aviación en las antiguas colonias españolas de Africa”. Revista RESCATE, pp. 13-18.
-                     Pérez González, M. A. (2019): “El Trofeo Harmon”, número 37 de la Revista de Historia Aeronáutica AEROPLANO, pp. 92 a 103.
-                      


[1] Años después se publicó un libro titulado “De Palos al Plata”, y escrito por el propio Comandante Franco junto al capitán J. Ruiz de Alda, narrando aquella gesta.


[1] Se trata de dar unos apuntes generales, pero cabe animar al lector a profundizar en la historia de este trofeo, que sin duda marcó una época, en el completísimo artículo de D. M. Angel Pérez González, titulado: “El Trofeo Harmon”, publicado en el número 37 de la Revista de Historia Aeronáutica AEROPLANO, correspondiente a 2019, pp. 92 a 103.

No hay comentarios:

Publicar un comentario