sábado, 30 de marzo de 2019

UNIFORME DE VUELO PARA INVIERNO, M-33.


Ese es el nombre que la Orden Circular 412 de 26 de agosto de 1933 le da la Colección Legislativa del Ejército. En dicha Orden se puede leer que este uniforme de vuelo se declara reglamentario para su uso entre los jefes, oficiales, suboficiales y tropa destinados en la Aviación Militar, tras un minucioso estudio realizado por la Jefatura de Aviación Militar para determinar el modelo más conveniente, por este Ministerio se ha resuelto declarar como uniforme reglamentario de vuelo para dicho personal antes mencionado el que a continuación se describe:

UNIFORME DE VUELO PARA INVIERNO.

Será de tejido de sarga de algodón color azul oscuro y de características de calidad y solidez de tinte iguales a las exigidas para la tela color caqui del uniforme único.



                       Vista delantera y trasera del uniforme de vuelo. 


Llevará en toda su extensión forro de tejido de lana, de bastante grueso, y su forma será semejante a la del traje para trabajo que se describe en la orden circular de 13 de junio de 1929 (C. L. núm. 192), pero con las diferencias siguientes.



Vista interior del forro de lana en color marrón oscuro que va cosido por todo el interior del mono.

La abertura central que arranca de la entre pierna, al llegar a la altura de la cintura, se desviará hacia la derecha formando una solapa de longitud suficiente para que, prolongada luego cerca del hombro, constituya una especie de pechera con dos filas de cinco botones, grandes, negros, de corozo o de pasta y de los llamados de cuatro agujeros; en esta pechera irá sobrepuesto un bolsillo sesgado desde el hombro izquierdo al centro del pecho, con abertura en el borde superior, siendo sus dimensiones 24 centímetros de largo por 18 centímetros de ancho de boca. 




Arriba, vista de parte de los botones y del bolsillo superior. Centro, vista parcial de la fila de botones de pasta de color negro. Abajo, detalle de la bragueta y los botones.

El cuello será amplio, vuelto, forrado de piel merinilla de color café y dispuesto de modo que pueda levantarse fácilmente, abrochándose entonces con un latiguillo de cuero y una hebilla que llevará en su cara interna, cerca de ambas puntas.; las dimensiones del cuello serán: por detrás; 14 centímetros; por delante o caída, 16 centímetros.


                             Cuello del uniforme de vuelo, se puede observar el forro interior.

 A la altura del tercio medio de la cara anterior de los muslos, llevará el traje-mono, sobrepuestos, sendos bolsillos, sin cartera, horizontales, de 18 centímetros en la boca por 22 centímetros de largo.



 Por último, en los costados no llevará bolsillos, pero si aberturas verticales de 20 centímetros de ancho, que podrán cerrarse mediante un ojal, que llevarán en su parte media, destinado a abrochar en un botón pequeño, negro, de igual clase que los de la pechera; estas aberturas se colocarán a la altura suficiente para hacer asequibles los bolsillos del pantalón del trate interior.



Arriba, vista trasera en la que se aprecian los dos bolsillos así como el cinturón de tela cosido en esta parte de la espalda que cierra con hebilla. Debajo, detalle del bolsillo y el botón de pasta negra para su cierre.  


El delantero izquierdo llevará sobrepuesto el emblema de Aviación reglamentario, colocado a diez centímetros del centro del pecho y a veinte del hombro. Por debajo del emblema, a una distancia de tres centímetros, se colocarán, también sobrepuestas, las insignias de la categoría correspondiente.

A todo esto yo le añado diversos detalles los cuales no son descritos en la O.M. que describe dicho uniforme de vuelo.

Por ejemplo: el  uniforme lleva un cinturón de la misma tela, cosido en su parte trasera, los dos brazos terminan en forma de punta, uno de ellos con la hebilla para su cierre. 



Arriba, detalle del cinturón de tela, cosido a la parte trasera, a la cintura. Debajo, detalle de la hebilla de metal.


Detalle del cinturón de tela y de la abertura de la bragueta, así como de la hebilla en su parte derecha.


Detalle del puño de la manga donde podemos ver la trabilla que cosida a la costura trasera termina en punta, esta se abrocha con un botón de pasta negra pequeño.



Arriba, vista de los tobillos del uniforme de vuelo, abajo, podemos ver la trabilla que ajunta la boca al tobillo mediante botón.


Arriba, el forro interior que va cosido por todo el interior del uniforme de vuelo, vista del interior del tobillo.

El conjunto de uniformidad de vuelo se completaría con el pasamontañas (sic), guantes-manoplas, botas y gafas, que veremos en un posterior artículo más adelante.


Fotografía de un grupo de pilotos, mecánicos, armeros y soldados en julio de 1935 durante una de las etapas de los concursos de Aviación tan famosos en los años 30 del siglo XX, de izquierda a derecha, vistiendo el uniforme de vuelo M-33 el capitán Manso de Zúñiga y sus oficiales, tenientes Mediavilla, Martín Campos y Lorenzi, y el subteniente Acedo. (Procedencia internet).


Curso de pilotos militares desarrollado en Alcalá de Henares en 1935, todos ellos con el mono de vuelo M-33 que hemos visto en este artículo (fotografía atlas ilustrado de la aviación en la guerra civil española de la editorial Susaeta).

Para realizar este articulo he usado el uniforme de vuelo M-33 de una persona que prefiere permanecer en el anonimato, las fotografías no están realizadas por mí, de ahí que la calidad y los detalles de dicha prenda, no sea la que a mí me gusta, agradezco a esta persona si amabilidad y su colaboración al haber fotografiado el mono de vuelo y poder realizar este trabajo.

Fuentes: elaboración propia, fotografía internet, uniforme de vuelo colección particular.

sábado, 16 de marzo de 2019

HISTORIA DE UNA PLACA.


Cuando Javier me habló hace ya tres años de este proyecto que le bullía en la cabeza, me pareció que sin duda era una magnífica idea. El que oficialmente no solo el Ejército del Aire, sino también las diversas autoridades implicadas, Ayuntamiento y universidad, colaboraran en un proyecto de reconocimiento a la que fuera primera unidad de paracaidistas del aire, nuestra querida “Bandera”, y que la ciudad de Alcalá de Henares fuera esa localidad que diera cobijo a dicha unidad, era sin duda un acto que no se podía dejar pasar o, al menos, intentar llevar a cabo. Por ello cuando Javier me lo fue contando, me puse a su disposición y le brindé todo aquello que necesitara, y lo primero de todo fue el emblema que la Bandera portara en su uniforme. Poco a poco fue Javier atando los cabos, reuniones, entrevistas, correo electrónicos (un buen montón de ellos) y finalmente, una mañana fría, pero no helada, (el tiempo ya no es lo que era antes), el Ejército del Aire, los veteranos paracaidistas de ASVESPAREA, la universidad, el Ayuntamiento y el público en general se reunieron a descubrir la placa que hoy recuerda aquella unidad, a sus hombres y el tremendo trabajo y sacrificio que se realizó para que hoy, el EZAPAC, sea digno heredero de aquellos hombres.

Le pedí a Javier que me redactara un pequeño texto con todo aquello, para colgar en mi blog, y esto es lo que desde ese día ya forma parte de la historia del paracaidismo militar español.  

CONMEMORACIÓN DEL PRIMER SALTO PARACAIDISTA DE UNA UNIDAD MILITAR, EN ALCALÁ DE HENARES.

            En el año de 1946 vio la luz la Primera Bandera de Paracaidistas del Ejército del Aire. Se trataba de la primera unidad militar paracaidista creada en España, la culminación de varios intentos anteriores frustrados. Esta unidad pionera se estableció en Alcalá de Henares, aprovechando la amplia tradición aeronáutica de la ciudad (disponía de aeródromo desde 1913), su buena comunicación y la existencia de edificios disponibles. Desde 1946 hasta 1965, fecha de su disolución, Alcalá sería su base y hogar. Su creación oficial tuvo lugar en el mes de mayo; en septiembre llegarían los primeros soldados a Alcalá. El 23 de enero de 1948 hicieron su primer salto, en la Escuela de Alcantarilla (Murcia), como parte del curso de instrucción. El 10 de abril de ese año completaron su formación, recibiendo el título de “Cazador Paracaidista”. El segundo curso comenzaría el 20 de abril de 1948, terminando el 31 de julio. De estos hechos surgen dos efemérides: en primer lugar, la fecha que hasta hoy se sigue conmemorando como fundacional, la del 23 de enero. Pero también una segunda fecha de no menor importancia: el primer salto efectuado como unidad ya operativa, una vez terminado el curso, como paracaidistas de pleno derecho (no alumnos), lo que tuvo lugar el 2 de febrero de 1949, en el aeródromo militar “Barberán y Collar”, de Alcalá de Henares; salto del que se cumplen en 2019 los 70 años.

Para conmemorar ese día se organizó el pasado 28 de enero de 2019, en colaboración estrecha con la anfitriona Universidad de Alcalá (UAH), así como con autoridades del Ejército del Aire, asociaciones de veteranos paracaidistas y con el respaldo y apoyo del Ayuntamiento de Alcalá, un acto solemne consistente en la colocación de una placa metálica que recordase la hazaña. Se situó en la pared de la conocida como “torre de secado”, donde antaño se colgaban los paracaídas para ser desionizados. Porque aquel primer cuartel paracaidista sigue existiendo a día de hoy convertido, con algunas modificaciones, en Facultad de Ciencias de la UAH. Por eso revestía especial interés que fuera ahí y en ningún otro sitio donde se colocase la placa. Desde ese cuartel salieron para su primer salto, embarcando a escasos metros en las pistas del aeródromo, y a ese cuartel regresaron a continuación. El acto del 28 de enero comenzó con un espectacular salto paracaidista, realizado por efectivos del actual Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (Ezapac) del Ejército del Aire, herederos directos de la Primera Bandera. El día, pese a amanecer nublado, se prestó a ello, con un clima y viento suficientemente moderados. Tras el salto, se procedió al descubrimiento solemne de la placa, cuyo texto reza así:

“1946-2019
En este edificio se fundó y tuvo su base la 1ª Bandera de Paracaidistas de Aviación, posteriormente 1er Escuadrón de Paracaidistas (1946-1965).
En estos terrenos tuvo lugar su primer salto como unidad operativa
el 2 de febrero de 1949.
Al cumplirse 70 años de aquella gesta, rendimos homenaje y
Mantenemos vivo su recuerdo.
Alcalá de Henares, 2 de febrero de 2019”

Se contó con la presencia del Magnífico Rector de la Universidad de Alcalá, presente durante el salto, aunque tuvo que marchar pronto para atender otros compromisos (ese día era festividad universitaria, Santo Tomás de Aquino). Como maestro de ceremonias y director actuó el Vicerrector de Relaciones Institucionales, Carmelo García. Comenzó interviniendo el decano de la Facultad de Ciencias, Michel Heykoop, quien dirigió unas palabras al público asistente. Por parte de los veteranos intervendría Antonio Teruel, anterior sargento paracaidista y presidente de Asveparea, seguido por el general de división José Luis Figuero, paracaidista en activo de mayor graduación, y por el Excelentísimo Sr. alcalde de Alcalá, Javier Rodríguez Palacios. Concluyó nuevamente el vicerrector, Carmelo García. También se contó con la presencia del teniente coronel al mando del Ezapac, Juan Fernández Casas y con José Luis Garmendia, veterano paracaidista que, con sus más de 92 años, aún recuerda su paso por el cuartel de Alcalá de Henares.  Tras las alocuciones, se disfrutó de la actuación de la unidad militar de música del MAGEN, que interpretó el himno de los paracaidistas, seguido del himno de Aviación, ambos cantados por buena parte de los presentes. Anteriormente, la unidad ya había acompañado el salto paracaidista, interpretando diferentes piezas musicales. Fue un lujo contar con su presencia y virtuosismo, que dotó de mayor solemnidad y vistosidad al acto. También estuvieron presentes veteranos y miembros en activo de los paracaidistas del Ejército de Tierra, otras autoridades de ambos ejércitos, así como representantes políticos locales, dignidades universitarias, miembros de asociaciones complutenses, prensa y medios de comunicación. Alcalá de Henares tiene una deuda de gratitud con los paracaidistas del Ejército del Aire. En la ciudad complutense nació la primera unidad que se creó en España. Aquí radicó hasta su disolución en 1965; el aeródromo que le dio soporte cerraría finalmente, en 1968, poco tiempo después. Aún queda parte de las instalaciones del cuartel y del aeródromo. Otros elementos accesorios se pueden ver hoy día en el Museo del Aire de Cuatro Vientos, o en Alcantarilla, donde tiene su base el Ezapac. Pero el recuerdo de los paracaidistas del Aire en Alcalá se había quedado algo difuminado con el paso del tiempo. Con la colocación de esta placa, con este acto solemne, se quiere rendir un homenaje a aquellos pioneros y a sus sucesores, así como dejar un recuerdo para la posteridad de su paso por la ciudad de Cervantes. La Historia se hace con los hechos y los recuerdos. Honramos a quienes nos precedieron y nos dieron la oportunidad de seguir el camino que, con su ejemplo de abnegación y servicio, nos abrieron.

Dos fotografías solo acompañan este trabajo homenaje, una la placa colocada en el antiguo edificio de secado de paracaídas.


                   Placa colocada en dicho edificio.


La otra del momento en que dicha placa es descubierta por las diversas autoridades civiles y militares, entre ellos mi querido amigo José Luis Garmendia. 


Momento del descubrimiento de la placa (fotografía Grupo en Defensa del Patrimonio Complutense).

Fuentes: elaboración propia, agradezco a Javier Rubio su apoyo y colaboración con este artículo. 

domingo, 3 de marzo de 2019

UNIFORME DE PASEO DE LA PRIMERA BANDERA DE PARACAIDISTAS DEL EJÉRCITO DEL AIRE.


Tras la creación de la Primera Bandera de Paracaidistas del Ejército del Aire, sus primeros cursos de paracaidistas vestían el mismo uniforme que el resto de la tropa del Ejército del Aire. No había distinción especial en cuanto a dicha uniformidad, tan solo se diferenciaban por el título de cazador paracaidista que se lleva en el pecho y el emblema de la bandera en metal en el brazo izquierdo.  Para darle una diversidad que pudiera dar un valor moral en el que se apoyaran los paracaidistas, como le sucedía a la Legión, o los Regulares, no solo con sus uniforme especiales, sino también con sus emblemas, el jefe de la primera bandera, comandante Mariano Gómez Muñoz, desde el primer momento solicitaba en los diversos informes que se envían al Estado Mayor del Aire y en sus memorias anuales dicha petición. Ya en la primera de las memorias, la correspondiente a julio de 1949, “se solicitaba algún tipo de estimulo psicológico con algunas modificaciones que hicieran ostensible en el uniforme la condición de paracaidista, además de los correspondientes distintivos”. También en la memoria correspondiente a julio de 1951, se seguía solicitando lo mismo que en la de 1949, con la adición del emblema de lanzamientos paracaidistas, que se había aprobado por la comisión de vestuario y equipo el 10 de abril de 1951 pero que el Estado Mayor del Aire no lo había aprobado aun (y no se aprobaría hasta marzo de 1962). Enlace para saber más de este emblema.


Por lo tanto, la uniformidad de los primeros paracaidistas del aire no varió, siguió siendo la misma que el resto de la tropa del Ejército del Aire salvo por el título y el emblema de brazo de unidad como digo.




Arriba, vista delantera del uniforme que un cazador paracaidista de la Primera Bandera de Paracaidistas del Aire usaba en sus salidas del cuartel, paseos, tardes libres, o en dias señalados, fiestas, desfiles etc, obviamente sin el correaje. Abajo, vista trasera del uniforme. (colección Carlos Bourdon).


Vista lateral del uniforme donde vemos el emblema de la unidad sobre la manga izquierda entre el hombro y el codo. (colección Carlos Bourdon).




Los tres emblema identificativos que diferenciaban a un cazador paracaidista de un soldado de cualquiera de las legiones aereas. Arriba el título de cazador paracaidista. Centro, emblema de la Primera Bandera de Paracaidistas. Debajo, rombo de color verde (el verde era el color del Arma de Tropas de Aviación que emglobaba a las Legiones de Tropas de Aviacion y a la Primera Bandera de Paracaidistas) con el emblema de paracaidistas en lugar de los fusiles cruzados. 



Arriba y abajo, vemos dos capturas de imágenes de uno de los desfiles de la Primera Bandera de Paracaidistas en su acuartelamiento de Alcalá de Henares o incluso por la misma ciudad donde solía desfilar  por sus calles en días de fiestas señaladas. Podemos observar el uniforme (RUEA de 1946), con correaje de tropas y guantes blanco, título de cazador paracaidista en el pecho y emblema en la manga izquierda del uniforme.

Fuentes: elaboración propia, uniforme y emblemas colección del autor.