Durante
las últimas semanas estoy intentando compilar información y datos sobre un
observador de aeroplano que actuó durante unos pocos meses de 1924 en la
campaña del Rif y que terminó siendo un militar muy distinguido. En el
transcurso de esta investigación, he llegado a la conclusión de dos cosas: la
primera, es que no hay prácticamente nada escrito sobre la aviación militar
española en las campañas de Marruecos (poco más allá de los dos magníficos
tomos de José Gomá Orduña sobre la “Historia
de la Aeronáutica Española”, o el de Felipe Acedo Colunga “El Alma de la Aviación Española”, y de
algunas fantásticas biografías recogidas en un puñado de artículos…seguro hay
más, pero de momento estos son los que tengo a mi alcance)[1]; y segunda, la que más me
entristece, es que se está perdiendo la memoria de todos aquellos valientes que
con más empeño que formación o material, sacaron adelante una campaña que, sin
duda, fue una locura (una más de tantas).
Precisamente,
en el prólogo del segundo tomo de Gomá, Don Alfredo Kindelán alude a el motivo
por el que lo escribe, y no es ni más ni menos que con idea de ayudar a que
libros como ese (el de Gomá) ayuden a recordar a aquellos jóvenes españoles que
dieron lo mejor de su juventud e incluso sus vidas por España. La idea de
Kindelán es la lógica, que se puede recordar a nuestros pilotos y a todo el
personal que actuó en aquella campaña, pero también es harto difícil, pues el
inexorable paso del tiempo diluye día a día y año a año el recuerdo de aquellos
valientes, sus gestas, sus rostros…sus nombres. Con estas premisas me decido a
escribir este pequeño texto, en el que queda patente el espíritu de aquellas
bravas tripulaciones.
Revisando
artículos de la revista AEROPLANO, me tropiezo con uno, de factura magnífica,
sobre la figura de Eusebio Paredes, escrito por los especialistas en el tema,
D. Santiago Guillen y Don Antonio Montero. En dicho artículo revisan la
historia del citado piloto, y me llamó poderosamente la atención un trance en
que tanto piloto como observador se vieron envueltos: Al parecer el teniente piloto
Eusebio Paredes junto con su ametrallador/bombardero el sargento Severino
Morenza salieron en servicio con su Bristol para dar cobertura aérea a un
convoy que se dirigía a Issen Lassen. Después de lanzar las bombas que el avión
cargaba, intentaron ametrallar a un grupo de jinetes que pretendían alcanzar el
convoy. Desde tierra, los rifeños, abrieron fuego contra el avión al que
alcanzaron en el motor. Paredes consiguió aterrizar el aparato a orillas del
río Kert, donde fueron acosados por los atacantes.
Ni
cortos ni perezosos, tanto piloto como tripulante cogieron sus armas e hicieron
frente a los jinetes. Cuando la munición y las esperanzas escaseaban, llegó una
sección de caballería propia que logró poner en fuga a los rifeños. Por lo que
podemos ver en una de las fotos que ilustran este trabajo, las armas debían ser
Mosquetones Mauser modelo 1916 (tengo que decir que me ha tocado consultar a
los especialistas del GHMPA, pues no tenía claro el modelo de arma, ya que a
simple vista me parecía a mi otra de mayor longitud). Con esta acción, Paredes
y Morenza consiguieron salvar el avión que fue remolcado hasta un lugar seguro
dónde fue reparado y puesto en vuelo de nuevo. Por lo tanto, hubo final feliz
tanto para la tripulación como para el avión, cosa que no siempre sucedió en
los derribos.
El avión era un Bristol F.2B “Fighter” era un avió británico que dio buenos resultados en la Primera Guerra Mundial, por lo que fue adquirido por España, donde llegaron hasta 64 aparatos que fueron distribuidos para la guerra de Marruecos en dos escuadrillas. Estos aviones montaban un motor Hispano Suiza 8Fb de 300 c.v. y llevaban en el puesto del observador una ametralladora gemela. También cargaban 6 bombas de 12 kg.
Investigando un poco, he encontrado
la Hoja de Ordenes de la Aeronáutica Militar, de fecha 28
de marzo de 1924. En ella se dice textualmente:
El
propio Guillen me refiere que tuvo acceso a una carta enviada por Paredes a su
familia en la que les contaba lo sorprendido que estaba por la cantidad de
periodistas y fotógrafos que viajaron hasta su base a fin de cubrir la noticia
del suceso y conseguir, a modo de trofeo, una foto de los protagonistas. Como
no podía ser de otra forma, humildad de nuestros protagonistas ante todo. En
definitiva, un acto de VALOR, con mayúsculas, protagonizado por dos españoles,
que, a mi juicio, merece ser recordado, por más años que pasen. Espero con estas líneas que este hecho no se
olvide y que sirvan de merecido homenaje a esta y todas las tripulaciones que
actuaron en aquella campaña.
Fuentes: artículo realizado por Blas Vicente Marco.
[1]
Si alguien sabe de algún otro título, que no se lo plantee mucho y me lo haga
saber, que acabo de empezar a estudiar este período histórico y voy perdido.
GRACIAS POR ADELANTADO.
Este va a ser el último artículo que se mostrará en el blog, voy a tomarme unas pequeñas vacaciones. Seguiré preparando artículos y realizando fotografías, el sentarse en el ordenador a escribir también desgasta, aparte de las últimas desilusiones que he tenido que sufrir solo por dar a conocer la historia de este Ejército. Esto no significa el final del blog, ni mucho menos, mal que les pese a algunos, pero de momento prefiero dejarlo en "reposo". quizás dentro de unos meses vuelva a la carga con más ganas que ahora. No es una despedida es un simple hasta luego.
Gracias por todo vuestro apoyo y por estar ahí.
Carlos Bourdon.
GRACIAS POR TU BLOG CARLOS... DESCANSA PERO CONTINÚA!!!!
ResponderEliminarGracias amigo mío...
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