Artículo realizado por Manuel José Pérez
Ponce, Brigada del Ejército
del Aire.
Copa Delgado
Brackenbury
Mucho se ha hablado de las “Grandes
Gestas” de nuestros aviadores, para este, vuestro servidor, la etapa más
fructífera y apasionante de nuestra aviación fue, sin lugar a dudas, la
comprendida entre la creación del Servicio de Aeronáutica Militar y el comienzo
de la fatídica Guerra Civil que asoló nuestro país durante tres largos años.
Pero nos centraremos en el tema que nos compete, ya que en el de la Guerra
Civil, parece que ya hay bastantes voluntarios en remover el rescoldo del odio.
Como iba diciendo, dentro de esos
vuelos increíble llevado a cabo por nuestros pilotos, podemos reseñar los
siguientes, y hacer constancia que como se puede observar la mayoría,
comenzaron o terminaron su periplo en la bien llamada “Cuna de Los Grandes Vuelos”,
o sea… Tablada.
Léanse los vuelos cronológicamente
datados, que no por renombre:
Tetuán – Tablada. – Emilio Herrera y
Jose Ortiz
Melilla - Santa Cruz. - Guillermo D.
Brackenbury, Ramón Franco, Alejandro Mas, Ramón Mateu, Juan Panizo y el fotógrafo
civil Leopoldo Alonso.
Plus Ultra. - Ramón Franco, Juan Manuel
Durán, Julio Ruiz de Alda y Pablo Rada.
Patrulla Elcano. - Eduardo
González-Gallarza, Joaquín Loriga y Rafael Martínez, Pedro M. Calvo, Joaquín
Arozamena y Eugenio Pérez.
Patrulla Atlántida. -Rafael Llórente,
Teodoro Vives, Lorenzo Navarro, Antonio Naranjo, Antonio Llórente, Manuel
Martínez, Cipriano Grande, Juan Quesada, Ignacio Jiménez, Niceto Rubio, Antonio
Cañete, y Modesto Madariaga.
Jesús del Gran Poder. - Francisco Iglesias e Ignacio Jiménez.
Madrid – Jerusalén. - Luis Riaño, Juan
Aboal, Luis Roa, Jesús Montesinos, Fausto Pérez y Jesús García.
Sevilla – Bata. – Carlos de Haya
(Caballero Laureado) y Cipriano Rodríguez.
Madrid – Manila. – Fernando Rein.
Cuatrovientos. – Mariano Barberán y
Joaquín Collar.
Santander-Méjico. – Juan Ignacio Pombo.
He aquí los más importantes hitos,
en cuanto a grandes vuelos, llevado a cabo por el personal del Servicio de
Aeronáutica Militar, y donde se incluye algún que otro civil, aun no
militarizado por aquel entonces, y es que, en aquella remota época, los
aviadores españoles se situaban en lo más alto de “Hall” de la fama de la
aviación mundial, en los que eran verdaderas estrellas mediáticas.
Debiéndose citar, que además de todas
esas proezas llevadas a cabo, los pilotos del Vuelo Sevilla – Bata, ostentaba, también,
el Record Mundial de Velocidad en circuito cerrado, Sevilla 07 de octubre de
1930, y sin obviar, por supuesto, que fueron los pionero en el uso del avion
como máquina de guerra, junto con las Fuerzas Aéreas francesas, con los
primeros bombardeos, y ataques usando las ametralladoras, algunas artesanalmente,
montadas en el “aparato” contra las milicias del norte de África, así como el
uso de los aviones para realizar fuego de cobertura durante el Desembarco de
Alhucemas, y de donde luego se desarrollaría la famosa “Cadena”.
Pero hoy, no nos vamos a centrar
en ninguno de los considerados “Grandes Raid”, sino en uno de sus hermanos
menores, y no por ello, y valga la redundancia, menores en riesgo y arrojo, ya
que a excepción del realizado por Emilio Herrera y José Ortiz (1914),
todos los demás se realizaron a partir del año 1924, donde además de una
técnica bastante depurada contaban ya con aparatos de una calidad infinitamente
superior. Estos vuelos de “andar por casa” se realizaron casi podríamos decir
por usar un símil, en la Edad Antigua de nuestra aviación, solo un paso
posterior a la Prehistoria de la misma.
Guillermo Delgado Brackenbury
De entre todos los posibles, nos
referiremos a uno que comenzó de una manera rocambolesca, en forma de reto, sin
más, entre risas y bromas, seguramente se encontraba el Capitán Guillermo
Delgado Brackenbury en el antiguo Pabellón de Oficiales de Tablada, el que, por
ser natural de Las Cabezas de San Juan, localidad situada muy cerca de la
ciudad que acogía a dicha Base, frecuentaba a menudo debido a que en aquella
época estaba disfrutando, de lo que ellos llamaban “Situación B) la cual estaba
especificada dentro del Reglamento de
Aeronáutica”, y propuso a los oficiales aviadores destinados en dicha Base
Aérea la idea que acogieron de forma entusiasta. Así mismo, en una de sus
visitas a la “Corte” y tras proponerlo igualmente a los oficiales de Cuatro
Vientos, vio la efusiva acogida que, también allí, se le dio a su plan, por lo que
decidió llevar a cabo la citada empresa, y una vez consultada la
“Superioridad”, esta le dio su visto bueno, pues además del reconocimiento,
posible de la aviación extranjera, serviría de entrenamiento a sus pilotos de
cara a la guerra que nuestra Patria desarrollaba en su Protectorado de África.
Quedaba pues constituida
oficialmente la competición de la “Copa Delgado Brackenbury”. La competición
sería un vuelo entre Sevilla – Cuatro Vientos, 393 kilómetros en línea recta, “una
verdadera machada” considerando los medios, realizable en viaje de ida o
regreso, sin escalas, y estando comprendido el plazo para realizar dichos
vuelos, entre el mes de enero y hasta el 15 de marzo de ese año (1919). Y para
que no hubiera visos de manipulación, se eligió un organismo que fuese ajeno a
la órbita militar, el Sr. Brackenbury entrego la copa a Ricardo Ruiz
Ferry, alto directivo del Real Aero Club de España, el cual actuaria de Juez de
la competición, el trofeo sería una copa de plata, financiada a su expensas, para
el piloto y otra de menor tamaño para el tripulante, por cierto, las citada
copas fueron realizada por su hermano Manuel, también militar, y destinado, por
aquel entonces, en el Regimiento Carmona nº II, y que terminaría contribuyendo
con su obra, como refutado escultor, a la realización de la Magna Exposición
Universal de 1929 en Sevilla.
Izquierda, Alberto Álvarez de Rementería, derecha Carmelo Morenas Alcalá.
Lo anteriormente relatado debió
de ocurrir aproximadamente durante los últimos meses del año 18 del pasado
siglo, pues el primer intento se realizó el día 20 de enero de 1919, llevándolo
a cabo el bando de “los sevillanos” el primer intento, fue Alberto Alvarez
de Rementería, que tantos y tantos buenos momento vivió en Sevilla, su segunda
casa, y el cual fue el precursor de la Escuela de Mecánicos, habida
posteriormente, en Cuatro Vientos, acompañando como tripulante por Carmelo de las Morenas, en este primer intento el viaje fue perfecto durante
gran parte del recorrido, pero una inmensa nube les cerro el camino en los
Montes de Toledo, por lo que tuvieron que tomar altura, estuvieron volando
cinco horas, y viéronse obligados a volar, casi hasta que la esencia llego a su
fin, debiendo de tomar tierra, como no podía ser de otra forma, con la vista
puesta en Cuenca, queríamos decir un pueblo de esa provincia, Illana.
Antonio Zubias Casas.
Luis Delgado Brackenbury.
El día 23, les tocó el turno a
“los madrileños”, en este caso fueron los Antonio Zubia, destinado en
Cuatro Vientos, y Luis Delgado Brackenbury, hermano de Guillermo, también
piloto y que se encontraba en cuatro Vientos realizando el Curso de Observador
de Aeroplano. A las doce y treinta y nueve minutos de la mañana ambos ocuparon
los asientos respectivos de un biplano, al expreso preparado para la prueba, y
salieron de Cuatro Vientos con rumbo a Ciudad Real primero, para luego virar
hacia Sevilla, alcanzando Tablada después de 2 horas y 41 minutos de vuelo,
obteniendo una media de 145 kms/hrs, no sin tener ciertas anomalías en el
vuelo, ya bien pasada Ciudad Real, ¡se las vio y deseo!, puesto que le había
reventado el radiador de refrigeración.
Arriba, Luis Sousa Pecos, debajo, Rogelio Azaola Ondarza.
En otro vuelo, que saldría más
tarde, iban Luis Souza y su tripulante, Rogelio Azaola, pero que, aunque
llegaron sin contratiempos, el tiempo invertido en el mismo fue muy superior al
de sus competidores. Respecto a Rogelio Azaola cabe decir que años después, y al
igual que Guillermo Delgado, también sería designado como Jefe de la Base
Aérea de Tablada.
Ellos dos, Zubia y
Souza, abrieron el incansable rosario de vuelos que a partir de ahí se llevaron
a cabo, ya que el día 27, a las 11:45 horas, José Rojas, llevando de
copiloto a Antonio Peñalver, y a las 12:00 horas Francisco Martín
Prat con Joaquín González-Gallarza, por parte de “los sevillanos” y Alfonso Fanjul con José María Aymat, Fernando Sartorius y Francisco
Claros, por parte de “los madrileños”, completaron la terna de ese día, estos
salieron a las 08:00 horas de la mañana.
El primer equipo formado por Antonio Peñalver Altamiras (foto superior) y José Rojas y Rojas (foto inferior).
El segundo equipo de "los sevillanos" formado por Joaquín González-Gallarza (foto superior) y Francisco Martín Prat (foto inferior).
El primer equipo de "los madrileños" formado por Alfonso Fanjul Goñi (foto superior) y José María Aymat Mareca (foto inferior).
El segundo equipo de Madrid formado por Fernando Sartorius y Diáz de Mendoza (foto superior) y Francisco Claros Martínez (foto inferior).
El resultado fue el siguiente; el
aparato de Sartorius cayó en Fuenteovejuna por avería en el motor, los aparatos
de Rojas y Prat lo hicieron en Toledo, en los pueblos de Mora y Ajofrín, debido
a averías ligeras. El de Fanjul fuel el más afortunado, pues además de terminar su vuelo integro, al igual que todos los participantes de Cuatro Vientos,
realizó el mejor tiempo, llevándole 2 horas y 28 minutos la realización del
recorrido.
Por otro lado y hablando de los medios aviones que participaron. Eduardo Barrón, en aquella época, capitán de
Ingenieros, piloto y diseñador de aviones, había conseguido desarrollar un
aparato, designado como “Barrón W”, basándose en el Lohner Pfeilflieger
austriaco, el cual había adquirido por el Servicio de Aeronáutica y constituía
la espina dorsal del mismo, además de otros ya bastante arcaicos, fueron estos
los designados para realizar estos vuelos, con motorización española Hispano
Suiza de 140 CV2, pero aquí viene el dilema y tema de conflicto, el avión
del “Recordman” llevaba en sus entrañas el motor, de la misma empresa española
pero, de 180 CV2. Si a esto le añadimos que aquellos días el viento,
según las notas de prensa, era del Norte, para “los Sevillanos” esta circunstancia
les perjudicaba en demasía, debido a que el vuelo lo realizaban con un hándicap
muy alto, en comparación con el Vuelo Cuatro Vientos - Tablada.
Eduardo Barrón y Ramos de Sotomayor.
Línea de Vuelo “Barrón W”, posiblemente Cuatro
Vientos, por la capa de nieve que cubre la zona. Entre los aviadores presentes,
me atrevería a identificar a Alfonso de Orleans, a su lado izquierda Eduardo
Barrón, y el segundo por la izquierda Martínez de Baños. ¡Se admiten
propuestas!
(Foto obtenida en Pág. WEB referenciada).
Aun así, y para festejar el
brillante éxito de ésta que pudiéramos llamar “primera serie de ataques” a la
«Copa Delgado», el “Aero Club” organizó una comida, (2 de febrero de 1919), en
obsequio a los siete pilotos y sus siete observadores que habían participado en
dicha copa.
He aquí una representación gráfica
de los recorridos efectuados por los aviones
Presidió la mesa el general
director de Aeronáutica militar, Julio Rodríguez Mourelo, a cuya derecha se
sentó, en representación del donante de la “Copa”, su hermano Luis. Por ausencia en Madrid no
pudieron asistir, casi ninguno de los pilotos y pasajeros de los aparatos
salidos de Sevilla, ya que solo estuvo Joaquín González-Gallarza. Al término de la bien servida
cena, el secretario particular del Marqués de Villabrágima leyó una carta de
dicho Presidente del Club, excusando su ausencia por hallarse fuera de
Madrid, y ratificando la felicitación individual, que en su día dirigirá a cada
uno de los pilotos. Aludido en dicha carta como
vencedor de la “Copa” el capitán Fanjul, y requerido por la concurrencia para
que hablara, lo hizo así este piloto para manifestar que era prematuro hablar
aún de vencedores, puesto que hasta el 15 de marzo no terminaría el plazo para
optar a la «Copa Delgado».
El resto del capítulo oratorio
fue brevísimo, y por unanimidad se acordó telegrafiar a la Base Aérea de
Sevilla, para felicitar a aquél Centro por la coparticipación de sus pilotos en
el éxito que se festejaba.
(El citado telegrama, se encuentra
depositado en la actualidad en la Sala Histórica del Acuartelamiento de Tablada,
del cual, el que suscribe, ha realizado la reseña correspondiente a petición
del Jefe de la misma, y a su vez del Acuartelamiento Aéreo de Tablada Ilmo. Sr.
Don Fernando Alcázar Sirvent)
Los vuelos realizados, terminaron
siendo los descritos, pues el desafío acabo ese último día citado, la verdad es
que, se decidió no continuar con la competición, debido a los diversos
temporales que azotaron la península durante el tiempo que aún quedaba, y que con
los vuelos realizados se podía dar por zanjado el asunto, y designar a quien
mejor tiempo hubiera realizado se llevaría el Trofeo. De la cena citada, quedó
constancia fotográfica, según se muestra a continuación. En la cual podemos
observar al Luis Delgado (2) con las dos “Copas” a entregar al piloto y al
copiloto ganador de la prueba, nótese el tamaño de una y otra.
Localización de la fotografía, Salones del Real Aero
Club de España.
Foto Solazar
(02 de febrero de 1919)
1 Joaquín González-Gallarza 2 Luis D. Brackenbury, hermano del
donante de la Copa
3 Sr de la Llave y Sierra 4 Manuel P. Fernández de
Córdova
5 Eduardo Magdalena 6
Excmo. Sr. Gral. Rodríguez Mourelo
7 Francisco Pérez Guzmán 8
Alfonso Fanjul Goñi
9 Jose Luis Riaño Herrero 10
Juan María Venancio de Araquistaín
11 Eduardo Moreno Rodríguez 12 Alfonso Bayo Lucia
Referencias:
Melilla
- Santa Cruz:
Ejército
del aire, diversas fotografías de los personajes.
Revista Aérea (Madrid), diversas fotografías de los personajes.
El
Fígaro, 12/01/1919.
La
Acción, 23/01/1919.
El
Liberal, 24/01/19.
El
Sol, 24/01/1919.
El
Día, 27/01/1919.
ABC
(Madrid), 28/01/1919.
La
época, 29/01/1919.
El
Heraldo de Madrid,30/01/1919.
ABC
(Madrid), 03/02/1919.
Heraldo
Deportivo, 05/04/1919, diversas fotografías de los personajes
Fotografía
de Solazar
Fotografía
del “Luis Delgado”