Actualizado el artículo sobre la XIX promoción de Pilotos de complemento publicado en 2014.
https://museoaviacionmilitarespaola.blogspot.com/2014/04/xix-promocion-de-pilotos-de-complemento.html
lunes, 29 de julio de 2019
EL MISTERIO DE LAS GRANADAS "P.O. 1" DEL EJÉRCITO DEL AIRE
Por Blas Vicente Marco
Llevo
mucho tiempo intentando sacar a la luz las cosas más curiosas o los hechos más
desconocidos de nuestro Ejército del Aire y de la historia de la aviación
española, y hace poco me he topado con una incógnita en cuanto a armamento (en
lo que no soy, para nada, un entendido).
De
lo que si estoy seguro, por lo que voy percatándome, es que casi desde el mismo
inicio de la historia del Ejército del Aire, éste ha contado con un material
novedoso y exclusivo, en cuanto a vehículos, uniformidad, armamento, etc.
En
cuanto a armas, ya vimos en un artículo anterior la adopción del singular
Mauser Mod. 1944. Al parecer, las singularidades, en cuanto a armamento, no
quedaron ahí. En
torno a dos años después de la adopción de dicho Mauser Mod. 1944, el Ejército
del Aire adoptó una nueva y exclusiva arma: la granada de mano "PO".
Esquema de las grandas P.O. 1 sacado de internet.
Veamos un poco sobre la historia
de esta granada:
Terminada
la Guerra Civil, se encontraban en los cuarteles y parques del Ejército una
gran cantidad de tipos de granadas de mano que al pasar de los años iban
quedando obsoletas, aunque seguían usándose. Era
preciso, por tanto, adoptar una nueva granada. Ésta debía ser efectiva,
funcional, económica de fabricar, que pudiese hacerse con materiales existentes
en territorio nacional, de diseño novedoso, y, por supuesto, de construcción
nacional. En
este sentido, y según el Boletín Oficial del Estado número 130, de 10 de Mayo
de 1946, se publicó la Orden de 28 de Abril anterior, del Ministerio del
Ejército (Dirección General de Industria y Material), firmado por el entonces
Ministro del Ejército, Fidel Dávila Arrondo, en la que se establecieron las
bases del concurso para la elección de un nuevo tipo de granada de mano
reglamentaria para el Ejército.
En
estas bases, ya se hace una descripción de las características que debía
presentar la nueva granada:
Empleo.-Único: fácil
manejo en la obscuridad y rápida y fácil colocación del cebo, impidiendo la
falsa posición de éste.
Acción.- Gran
detonación; efectos decisivos contra personal por la acción de la onda
explosiva en un radio de 5 a
10 metros ;
explosión instantánea al término de su recorrido al ser lanzada
y pocos fallos (no deben ser de mecha).
Forma.- Forma
exterior que facilite el lanzamiento a la mayor distancia posible sin embarazar
al soldado con excesivo volumen, ni se preste a ser
detenida en su marcha por ramas de árbol o malezas, como
es fácil empleando la cinta. Las formas más favorables son la cilíndrica y la
ovoidea.
Dimensiones. -
Aproximadas: 10
centímetros de Altura y 7 cm . de diámetro.
Pesos.- De la granada
cargada: 300 + - 50 gr.
De la carga
explosiva: 100 a
150 gr.
Seguridad.- Almacenamiento: Insensibles a la humedad y lo menos sensibles posible al fuego y a la
explosión por influencia. Transporte: insensibles a los golpes, caídas y a
impactos. Durante la trayectoria: Imposibilidad de que se produzcan explosiones
prematuras a distancia del tirador que pueda representar un peligro para éste.
En caso de fallo: No debe constituir un peligro para las tropas propias que
puedan tropezar con ellas en el avance posterior al lanzamiento y permitir ser
recogidas sin peligro.
Construcción.-
Sencilla y de poco coste; muelles (si los hay) fácilmente conservables.
Con estas
premisas, los distintos diseños fueron presentados y probados por una Comisión
designada a tal efecto, que eligió un diseño que, aunque no cumplió el 100 % de
las características, fue el más ajustado a las mismas. El diseño
ganador fue el de la empresa Plásticas
Oramil, S.A. De ahí la designación de la granada con las iniciales de dicha
empresa PO. Tras su
adopción definitiva, sabemos que inicialmente se surtió al Ejército de Tierra
con este nuevo tipo de granada, pero poco más tarde fue también adoptada por el
resto de armas: la armada, y nuestro Ejército del Aire. La
diferencia básica entre las de unos Ejércitos y otros, radicaba en los tapones
de las granadas: para el Ejército de Tierra lleva estampado el emblema del Ejército
de Tierra; para la Armada, un ancla; para la Guardia Civil, su escudo y para el
Ejército del Aire, como no, el emblema del EA ("rokiski" con las alas
y la corona).
Dos imágenes de la Granada P.O. 1 del Ejército del Aire, en
este caso con un contexto de la EZAPAC. Colección Dani Vives.
Desconozco la fecha exacta de adopción de esta granada por
el Ejército del Aire, pero lo que si se[1] es
que ésta ya queda reflejada en un manual de municiones del año 1950
perteneciente a la Escuela de Especialistas de León, redactado (pone
colaboradores, pero es de imaginar que serían ellos los encargados de su
confección) por el comandante R. Campos Pecino y el teniente F. Nieto Vega. En
las páginas 42 a
45 se hace una descripción detallada del funcionamiento de la granada,
denominándola P.O.I y citando también el modelo "gemelo" P.O.II. La
única diferencia entre ambas residía en que la primera tenía el cuerpo de baquelita,
mientras que la segunda, el cuerpo era metálico.
Básicamente[2], se
trata de "una granada ofensiva
(apenas produce metralla) aunque se la podía introducir en una espiral de acero
que se fragmentaba en la explosión convirtiéndola en granada defensiva y
funciona exclusivamente por impacto.
Está fabricada en baquelita, con
nervaduras para facilitar el agarre. Tiene en la parte inferior un tapón por el
que se debe introducir el cebo-multiplicador y que permite también enroscar una
rabiza para utilizarla como granada de fusil. Para utilizarla, tras introducir el
multiplicador, se desenrosca el tapón de la parte superior y se lanza. Una
cinta de tela con un pequeño peso de metal en el extremo libre se desenrolla
por efecto del viento. Cuando llega al final cae arrastrando un pasador al que
está atada y que bloquea el mecanismo. Sin este pasador, cualquier movimiento
brusco o impacto mueve una pequeña bola de plomo que empuja la aguja percutora
contra el cebo, provocando la explosión".
[2] Descripción obtenida de la
página de AMONIO: https://www.google.com/search?q=funcionamiento+de+la+granada+p.o.i&oq=funcion&aqs=chrome.1.69i57j35i39l2j0l2j69i59.2939j0j8&sourceid=chrome&ie=UTF-8
Diversos tipos de P.O. Archivo fotográfico: Antonio Alonso.
Pero, si todas las granadas son iguales, qué es lo que
hace diferente a la del Ejército del Aire?. Su peculiaridad radica en el tapón,
y no sólo en el emblema. El tapón de la Granada PO del Ejército del Aire, en su
parte superior, no es de sección circular, sino cuadrangular. El motivo de esta
diferencia es objeto de numerosas conjeturas (hay quien dice que el motivo era
para poder quitar esa capucha con las manos enguantadas o incluso que era una
especie de solución para ser lanzadas desde aviones, y que también pudiese ser
el "rombo" del Ejército del Aire).
La verdad
es que tras mucho conjeturar, la clave está en el libro de la Escuela de
Especialistas que se ha indicado anteriormente. Tras una detenida lectura, y tal
y como me refiere el amigo Jesús Acosta. Paso a "pegar" lo que pone
en la página 44 del mismo:
Por lo tanto, queda confirmado que la única explicación
plausible de la existencia del remate cuadrangular, es para quitar la capucha
"con los dientes", solución muy castiza. Misterio resuelto. Para
terminar, sólo resta decir que sabemos que estas granadas fueron usadas entre
finales de 1946 y los años 70 en que fueron sustituidas por las Granadas Expal.
En esta imagen se aprecia
perfectamente que el tapón, en su parte superior, es de forma cuadrangular, y
además, simula en su parte superior, un
rombo del EA.
Mi agradecimiento a la inestimable ayuda prestada
por mis buenos amigos y "tremendos" especialistas, D. Jesús Acosta y D.
Antonio Alonso, que son quienes han aportado todos los datos que aparecen en la
confección de este modesto artículo, así como a Dani Vives, por facilitarme las
fotos que lo ilustran.
lunes, 22 de julio de 2019
FEO, FUERTE Y FORMAL…VIVENCIAS DE UN ZAPADOR PARACAIDISTA.
Un nuevo libro de aires aeronáuticos aparece en el
mercado español, una novela, cuyo protagonista es un zapador paracaidista del
Escuadrón de Zapadores Paracaidistas del Ejército del Aire (EZAPAC). El autor
de dicha novela es un veterano ya retirado del EZAPAC, Pedro Pedreño Caravaca,
con veintiún años de servicio en el Ejército del Aire.
Esta
novela, donde la acción comparte protagonismo con el amor y con intensas
vivencias, no deja de ser un homenaje hacia unos profesionales que deben
aprender a soportar la tensión lógica de sus actuaciones en países en
conflicto, para al mismo tiempo, ser capaces de llevar una vida estable fuera
de dicha tensión, resultándoles lo más normal posible. Ni ellos creen, en
muchas ocasiones, que puedan existir personas que lleven a su máxima expresión
la maldad del ser humano. Las convicciones, del tipo que sean, nunca deberían
ser una excusa para matar gratuitamente. Toni pertenece al EZAPAC y vuelve de
Afganistán después de varios meses de misión. La tristeza inunda su regreso por
los momentos vividos en dicha misión. A su llegada a Murcia desea olvidar todo
y Juan (policía nacional), su mejor amigo, le da la bienvenida y, como siempre,
será el apoyo necesario y significativo para poder superar los malos momentos.
Conoce a Leticia, la cual llenará todo el vacío que su existencia desea ocupar.
Juntos viven momentos maravillosos y otros duros, pero los superan con el amor
que se profesan. Como pareja, desde el principio, encajan en todo, siendo
capaces de amarse sin límites, respetarse y apoyarse en los momentos difíciles,
así como admirar la forma de actuar del otro ante cualquier vicisitud. Les
llega un ser que, a pesar de tener que superar grandes dificultades, les
llevará a lograr que su mundo alcance el sumun de felicidad y conocerán el gran
placer de ser padres. Su vida militar y por ende su educación y entrenamiento,
hace que supere todos los problemas de forma firme y valiente. Su paso por la
PAPEA antes de ingresar en la Academia de Suboficiales del Ejército del Aire,
también le proporcionará grandes dotes de seguridad y coraje en sus actos.
Bodegón con la novela a la que acompañan una boina, un
emblema de brazo y el titulo de cazador paracaidista, todo del EZAPAC.
(Colección Carlos Bourdon).
Tipo,
novela. Formato en tapa blanda, tamaño, 15 x 21 centímetros, ISBN
9788413172545. Páginas, 436, idioma, español. En las principales librerías y
distribuidoras habituales. PVP, 19 euros.
lunes, 15 de julio de 2019
VIENTO DEL SAHARA. DIARIO DE UN AVIADOR PRISIONERO. CAPITÁN NUÑEZ MAZA.
Este libro narra las vivencias, y actos que durante 15
días y siendo prisionero de una de las muchas tribus que recorrían el Sahara,
sufrió el capitán Nuñez Maza junto a su mecánico el sargento Ferrer. Para ello
me he apoyado en la crónica escrita en la revista Aérea nº 83 de junio de 1930
en la que se narraban los actos ocurridos durante ese tiempo. El libro escrito
en 1930 con prologo de Ramón Franco, lo incluyo en el artículo, así como una
breve reseña del Capitán Nuñez Maza. Creo que este fue su único libro escrito.
La noticia en la revista Aérea de 1930:
La
odisea del comandante Burguete.
El comandante laureado D. Luis Burguete, Jefe de la
Escuadrilla del Sahara Español, al efectuar un viaje desde Cabo Juby a Villa Cisneros, con el fin de
inspeccionar los servicios de aviación allí destacados, desapareció en el
desierto de Sahara el día 24 de mayo pasado. Acompañaban como escolta al
comandante Burguete y en otro aparato el capitán D. Carlos Núñez y el sargento
mecánico Vicente Ferrer Azpial, que tampoco llegaron al punto de su destino, y
en el mismo aparato de Burguete como observador iba el Chej Taleb Bueja. Sus
compañeros de Cabo Juby, alarmados por la falta de noticias respecto a su
arribada a Villa Cisneros, efectuaron vuelos en su busca y dieron cuenta al
Gobierno de lo sucedido cuando se convencieron de que algún grave accidente
había sucedido a los aviadores. La Jefatura Superior de Aeronáutica dispuso lo necesario
para dar con el paradero de los desaparecidos, y al efecto se envió a Cabo Juby
una escuadrilla de aviones para cooperar a las exploraciones por el desierto y
la costa donde pudieran haber caído. Además, el Gobierno envió un cañonero para
ayudar desde el mar a las pesquisas. El aparato trimotor Ford, que había
inaugurado la línea a Canarias, recibió orden de a su regreso detenerse en Cabo
Juby y unirse a los exploradores y auxiliar con su valiosísima ayuda a las
pesquisas, pues su radio de acción le permitía llevarlas hasta sitios donde
hubiera sido peligroso llegar a los otros aparatos. El General Balmes, que
salió de Madrid en viaje de inspección, también llegó a Cabo Juby el 26,
tomando personalmente la dirección de los trabajos de exploración que hasta ese
día no dieron resultado alguno. Los aeroplanos de reconocimiento hicieron el
recorrido Villa Cisneros-Cabo Juby, y también el de Villa Cisneros-Smara-Cabo
Juby y viceversa. Es decir, que los aviones en sus vuelos trazaron
repetidamente un triángulo con un vértice en Smara y un lado paralelo a la
costa.
Noticias de los aviadores.
En la madrugada del 27 circuló por Madrid la noticia de
haber sido hallados los tripulantes de los dos aviones desaparecidos entre
Villa Cisneros Cabo y Juby. La noticia primera la tuvo de “Transradio española”,
que a las 0,25 de la madrugada recibió el siguiente radio de su estación de Las
Palmas: «La estación de Villa Cisneros comunica que se tienen noticias de haber
sido hallados los aviones perdidos. Sus tripulantes han sido salvados».
El comandante Burguete envió a
Cabo Juby un mensaje por medio de un indígena.
La primera noticia que se tuvo de los aviadores se
recibió en Cabo Juby. Un moro indígena se presentó en el aeródromo de dicho
punto, y preguntó por el jefe de las tropas del Sahara español, teniente
coronel Peña, a quien entregó un mensaje del comandante Burguete. En él
comunicaba éste los motivos de su aterrizaje, que hablan sido a causa de una
avería en el depósito de agua y por ello hubo de aterrizar el avión, por no
poder refrigerar el motor para el resto de los kilómetros que había de
recorrer. El capitán Núñez, al ver que su compañero se veía precisado a tomar
tierra en aquel lugar, aterrizó también para ayudarle en lo que pudiera, a
reanudar el vuelo si era posible. Participaba también el comandante Burguete
que habían sido recogidos los cuatro tripulantes por una tribu nómada de la
cual era aquel emisario, y que estaban en perfectas condiciones de salud.
Apenas presentado el emisario del comandante Burguete, salieron los aparatos de
exploración hacia el lugar indicado por el moro, volando sobre el mismo.
El lugar del aterrizaje.
El aparato que pilotaba el comandante Burguete sufrió la
avería cuando pasaba a la altura del Cabo Bojador. El aterrizaje se efectuó a
20 kilómetros al Este del Cabo Bojador.
Cómo se han hallado los
aparatos.
Los aparatos han quedado imposibilitados para reanudar el
vuelo, pues uno de ellos aparece casi cubierto por la arena, bien porque ésta
le haya ido tapando poco a poco, o porque al aterrizar lo hubiera tenido que
hacer malas condiciones y se hubiera empotrado en una de las pequeñas montanas
de arena. Un moro era el único hombre que había junto a los aviones. Ninguno de
los tripulantes de éstos estaba allí.
Los aviadores no se desviaron
de la ruta fijada.
Según persona conocedora de estos vuelos, los aviadores
no se han desviado de la ruta que habían de seguir para llegar a Cabo Juby. El
hecho de que los aparatos no hayan sido vistos los días anteriores por los
aviadores que salieron en su busca, se debe a que el espejismo que se produce
en aquellas regiones impide ver los relieves hasta el punto de borrar la línea
divisoria entre la tierra y el mar, y, por lo tanto, resulta dificilísimo, casi
imposible, divisar desde el aire los aparatos, que estaban casi tapados por la
arena.
Una nota.
La Dirección General de Marruecos y Colonias, dio la
siguiente nota:
«A las siete de la mañana de hoy, día 27, se reciben noticias en esta
Dirección General, comunicadas desde Cabo Juby, en las que manifiestan que el
comandante Burguete, el capitán Núñez Maza y mecánico Ferrer han enviado
noticias directas, por las que dicen se encuentran bien entre gente de
Er-Guibat, Ait El Asen y Larosiin, a unos veinte kilómetros del Cabo Bojador.
Uno de los aparatos está averiado y el otro entre las dunas de arena». Apenas
conocidos los informes anteriormente transcritos empezaron las negociaciones
para el rescate, que dirigió desde los primeros momentos el teniente coronel
Peña, jefe de las fuerzas españolas de aquel territorio, quien en compañía de
varios indígenas embarcó en el cañonero 'Canalejas», que les desembarcó en Cabo
Bojador. Las negociaciones duraron varios días, pero tuvieron feliz éxito
respecto al comandante Burguete, que fue entregado sin imponer condiciones,
pues los moros nómadas de la Cabila de Air-el-Hassan son amigos de España y tan
pronto como tuvieron ocasión lo llevaron a la costa, sucediendo esto el día 30
de mayo, es decir, seis días después de su caída por avería del aparato. No
sucedió lo mismo con el teniente Núñez y sargento mecánico Ferrer Azpial, pues
tuvieron la desgracia de caer en poder de otras tribus más ambiciosas, que por
su misérrima condición vieron en ellos motivo de lucro. No obstante también
tuvieron éxito las negociaciones del teniente coronel Peña, pues mediante el
pago de quince mil pesetas, cantidad realmente irrisoria, tratándose de vidas
humanas, se consiguió la entrega el día 31 de ambos aviadores. Ya rescatados
todos y a bordo felizmente del “Canalejas”, fueron llevados a Cabo Juby donde
como es natural fueron recibidos con inmenso júbilo por compañeros, familiares
y amigos que tan amargas horas pasaron pendientes de su destino.
«Aérea», se complace en felicitar al General Burguete padre del prestigioso
Comandante protagonista de esta aventura, así como a los parientes del Teniente
Núñez y sargento Ferrer Azpias, por el fin afortunado de ella. A los valientes
aviadores no hay que decir que les desea suerte siempre en sus futuras
correrías por el aire.
El libro.
Viento del Sahara: diario de un aviador prisionero, por el Capitán Carlos
Nuñez Maza.
Editor Zeus, S.A. Editorial, Alcalá 106, Madrid. Publicado en 1930. 220
páginas. Prologo realizado por Ramón Franco.
Siguiendo la estela de la época en la que varios
prisioneros de guerra, en este caso en manos de Ab el Krim, tras el desastre de
Annual, y su liberación, pasaron al papel sus experiencias vividas en
territorio enemigo y como prisioneros de guerra. Nuñez Maza cuenta su
experiencia en dicho vuelo y el trato recibido como preso de esta tribu árabe.
Los 14-15 días que pasó prisionero junto a su mecánico los fue guardando en su
memoria, para posteriormente escribir esos recuerdos de cautiverio ya contando
los días vividos. Tras el pago del recate fueron entregados a las autoridades
españolas.
Nuñez Maza seguiría posteriormente en aviación. Nacido en
Luarca, Asturias el 2 de abril de 1899. En 1916 ingresa en la Academia de
Infantería de Toledo. En junio de 1919 es promovido a alférez, ocupa plaza en
diversos regimientos de infantería hasta que ingresa en el Grupo de Fuerzas
Regulares Indígenas Larache 4, participa en diversos hechos de armas. En 1921
asciende a Teniente, siendo citado como distinguido. Pasa por diversas unidades
de infantería, e ingresa más tarde en la Legión Extranjera. En 1924 es admitido
para realizar el curso de pilotos de aeroplano, finaliza el curso y es
destinado al grupo de escuadrillas de Tetuán. Como piloto realiza numerosas
misiones de bombardeo y reconocimiento sobre territorio enemigo. En 1926 es
destinado a Cuatro Vientos y ese año asciende a capitán, realiza el curso de observador
de aeroplano, por su participación en la guerra de Marruecos,
como infante y posteriormente como piloto, demostró un gran valor e
inteligencia en el mando de las fuerzas a su cargo, fue condecorado con la
Medalla Militar de Marruecos con pasador de Tetuán y Larache, y cuatro cruces
del Mérito Militar de 1.ª Clase con distintivo rojo. Realiza varios cursos y
pasa por distintas unidades aéreas. En Italia realiza un curso de hidroaviones.
En 1936 es presidente de LAPE, y asciende a comandante ese año. Pasa por
diversas unidades aéreas y cargos hasta que en 1937 asciende a teniente
coronel, con la reorganización del arma de aviación republicano, es nombrado
jefe de estado mayor de fuerzas aéreas. En 1938 asciende a coronel y es
nombrado subsecretario del aire. Tras el final de la
guerra civil marchó al exilio. Formaba parte del partido comunista de España.
Libro Viento del Sahara. (Archivo Carlos
Bourdon).
No he conseguido encontrar ninguna fotografía de Nuñez Maza cuando sirvió
en la campaña de Marruecos, pero si esta foto como teniente coronel destinado
en la Subsecretaria de Aviación (Revista Ícaro, Asociación ADAR).
Fuente:
elaboración propia. Revista Aérea nº 83 de junio 1930. Base de datos de la
Biblioteca Nacional, Madrid. Página de la Real Academia de la Historia, sección
biografías. www.rah.es.
Libro Archivo del autor.
martes, 2 de julio de 2019
CENTRO DE RECLUTAMIENTO INSTRUCCIÓN Y MOVILIZACIÓN NÚMERO 2, EL COPERO.
¿Qué eran los CRIM? Los CRIM fueron en su momento,
actualmente no existen, los Centros de Reclutamiento Instrucción y Movilización
que en el Ejército del Aire se encargaban del reclutamiento del personal que
realizaba su servicio militar de forma voluntaria, los instruía y
posteriormente los enviaba a sus centros donde prestarían su servicio militar.
También se encargaba de la movilización de los reservistas que le pertenecían
al Ejército del Aire en caso de movilización general, hecho que nunca se llegó a
producir. Fueron centros similares a sus homólogos del Ejército de Tierra los
conocidos C.I.R. Existieron tres CRIM en España, el primero se ubicaba en la Primera
Región Aérea, concretamente en El Pinar, Valladolid. En la Segunda Región Aérea
se ubicaba el segundo CRIM, en el aeródromo eventual de El Copero, Sevilla, (fue
creado con la O.M. núm. 1122/67 de 27 de mayo, BOMA nº 64). Y en la Tercera
Región Aérea, en San Lamberto, Zaragoza, el último de los CRIM. No han sido
centros de los cuales se hablara mucho, no conozco ni una sola publicación es
España qué hable de los CRIM del Ejército del Aire, ni en revistas de épocas ni
en revistas de historia. De los C.I.R. se ha escrito bastante, de estos centros
dependientes de Aviación, solo hay un artículo escrito para la Revista
Aeronáutica y Astronáutica publicado en los años 70 del siglo XX, un artículo
muy bueno por cierto. Ocurre lo mismo desde el punto de vista del coleccionismo
militar, sobre los CIR hay muchos objetos que se conservan, desde banderines de
compañías de reclutas a mecheros, pasando por parches, banderines de recuerdo,
insignias, etc., etc., sin embargo de los CRIM de Aviación solo he conocido
unos banderines de El Pinar (CRIM Nº 1) y los distintivos de los que vamos
hablar a continuación. Conocí a un suboficial que estaba destinado en la
Revista Aeronáutica y Astronáutica con el que tuve un contacto más frecuente,
me comentó sobre su destino por el CRIM 2 de El Copero, y que disponía de
algunas fotos de su paso por allí, el problema es que perdí el contacto con el
(se jubilo o estaba de baja no me supieron explicar) y se perdió la ocasión de
conocer más detalle del CRIM 2. No he vuelto a conocer a nadie destinado en
este centro.
En el caso particular del CRIM nº 2 de El Copero, los
reclutas que se instruían en este campamento portaban una chapa o emblema de un
determinado color. Conozco, pues tengo en mi colección, cinco de estos
emblemas, desconozco si hubo alguno más. En cuanto a los instructores de reclutas
nadie me ha sabido decir si dispusieron de algún tipo de distintivo o emblema,
como les sucedía a los instructores de los centros del E.T. que disponían de
una chapa con el nombre de instructor y el CIR.
Los distintivos.
Cinco son los que tengo en mi colección. Miden 4,5 por
4,5 centímetros, por su parte posterior llevan casi todos un imperdible para
sujetar al uniforme, un par de ellos además llevan una lamina de cobre para
sujetar al bolsillo de la cazadora. Su fabricación es en metacrilato transparente
sobre el que va dibujado el emblema y una segunda parte en plástico pegada con
a la anterior.
Cada
color correspondería a una escuadrilla, siendo la primera en color rojo, la
segunda en amarillo, tercera en azul, cuarta en verde y quinta en blanco. Estos
emblemas por detrás llevan un alfiler para prender en el uniforme del soldado.
(Colección Carlos Bourdon).
Vemos
la quinta escuadrilla, la de color blanco. El emblema tiene la forma de un
escudo español, con el emblema que va pintado o serigrafiado en el centro de la
pieza. Este sin duda es uno de los emblemas más históricos que el Ejército del
Aire tiene en su haber junto al rokiski. Se creó para las Legiones de Tropas de
Aviación, el emblema del E.A. con los fusiles cruzados. En la parte superior en
color rojo, todos llevan la abreviatura del centro, C.R.I.M-2, y en la parte
inferior hay variaciones, algunos llevan el nombre de la base o aeródromo donde
se encuentra enclavado el centro de reclutamiento, El Copero, en Sevilla, sin
embargo otros llevan un número, que no he conseguido averiguar a que
corresponde, quizás fuera el número que se daba a cada soldado al llegar al
centro. (Colección Carlos Bourdon).
El uniforme.
Recreación
de un uniforme en vigor en aquella época, el M-61, con el emblema del CRIM-2.
Es
esa época de la que estamos tratando el artículo estaba en vigor el uniforme
M-61, este se componía de cazadora, pantalón y gorro en color azul aviación,
camisa gris, corbata y borceguíes de cordones en color negro. El resto del
equipo del soldado el que estaba en vigor. Sobre el bolsillo de la derecha de
la cazadora el soldado lleva el emblema del Centro prendido con el alfiler.
(Colección Carlos Bourdon).
Arriba,
vemos a un soldado dispuesto a salir de paseo por Sevilla o con pase de fin de
semana, en el bolsillo el emblema del centro. (Archivo Antonio Sánchez
Fernández). Debajo, otro soldado con el distintivo en el bolsillo (Archivo
Pérez Pérez).
Otra
fotografía de soldados en periodo de prácticas en el centro, esta vez llevan el
emblema en el bolsillo contrario. (Archivo Laguna Castaño).
Fuentes:
elaboración propia, emblemas y uniforme colección del autor.