Se convirtió en una de las jóvenes promesas de la aeronáutica
militar española por su arrojo y valentía a los mandos de los distintos aviones
que probaba en el Escuadrón de Experimentación del INTA.
Fotografía recortada del Capitán Vicente Aldecoa, una de
las últimas fotografías que se le realizaron en vida. (Fotografía archivo
Canario Azaola).
Los hechos.
El día 8 de mayo de 1954 se celebró en el aeródromo de
Cuatro Vientos el II Festival Aeronáutico Internacional organizado por el Real
Aeroclub de España. Esa mañana se habían celebrado distintas exhibiciones de
vuelo son motor y aeromodelismo, así como distintas pruebas y entrenamientos
para los vuelos programados por la tarde. A las 4 de la tarde comenzaron las
pruebas aéreas con las pasadas y rasantes del un caza ME-109 del Instituto Nacional
de Técnicas Aeronáuticas construido en España. Diversos aparatos dedicados a la
enseñanza elemental evolucionaron a lo largo de la tarde en distintos
ejercicios aéreos, entre ellos uno pilotado por el Teniente Coronel Ibarreche.
Los T-6 “Texan” utilizados en las escuelas para la enseñanza de transformación,
así como los veteranos trimotores Junkers JU-52 de transporte dedicados a la
enseñanza de vuelo con polimotores y lanzamiento de paracaidistas. A
continuación en perfecta formación y con ensordecedor estruendo aparecieron los
T-33 “Lockheed” recientemente llegados de Estados Unidos y con los que aprenden
los pilotos con esta clase de aparatos en la Escuela de Reactores de Talavera
La Real. Una de las exhibiciones vino de la mano de un primitivo autogiro de La
Cierva, tripulado por el Teniente Coronel Amores, tomando el relevo un
evolucionado helicóptero de origen norteamericano que hizo distintas maniobras.
A continuación desfilaron un grupo de bimotores de bombardeo Heinkell 111, uno
de ellos evolucionó volando solo con uno de sus motores. Posteriormente
apareció un grupo de Junker Ju-52 con los paracaidistas del Ejército del Aire que
realizaron distintos saltos, caída libre, triples saltos con el empleo de tres
paracaídas, etc, realizado por los profesores e instructores de la Escuela
Militar de Paracaidistas de Alcantarilla, en Murcia mientras se acercaban el
grueso de las fuerzas que saltarían sobre las pista del aeródromo, 179 hombres
que cubrieron el cielo de Cuatro Vientos con sus paracaídas blancos. Nunca
antes habían saltado en masa en un espectáculo público tantos paracaidistas,
algunos de ellos llegaron muy cerca de las tribunas de los espectadores, que
fue realizado por miembros del 1er Escuadrón de Paracaidistas de Alcalá de
Henares. Quedaban los vuelos acrobáticos que realizarían los pilotos españoles
y los reactores italianos, portugueses y norteamericanos que habían sido
invitados al acto. Comenzó un italiano y a continuación el piloto nacional
Capitán Palanca, piloto de pruebas del Escuadrón de Experimentación del Instituto Nacional de Técnicas
Aeronáuticas. Y llegó el turno del Capitán Vicente Aldecoa, que despegó con una
Bücker Bü-133, ajeno al que sería el último vuelo de su vida. Durante unos
minutos tuvo en suspenso a los espectadores con sus arriesgadas evoluciones en
el aire, piruetas, y una gama de distintas figuras acrobáticas. Cuando
realizaba un “looping”, y se disponía a cerrar la evolución con un “tonó”, inexplicablemente
la avioneta se venció de costado, y en caída sobre las alas, o como en la jerga
aeronáutica se le llama “un hachazo” se precipita contra el suelo desde los
ochenta metros de altura. El aparato quedó destrozado siendo el malogrado
piloto extraído de entre los hierros, falleciendo a los pocos minutos del
accidente. Con la consternación del triste suceso siguió el programa de vuelos
y comenzó su actuación el príncipe Constantino Cantacuzeno para posteriormente
evolucionar los distintos reactores italianos, portugueses y norteamericanos.
Finalmente desfilaron los paracaidistas que había saltado desde los viejos
JU-52 y que fueron muy aplaudidos y vitoreados.
Ese día se terminaba la vida del que estaba llamado a ser
el mejor piloto de vuelo acrobático de España, tomando el relevo del as de los
pilotos acrobáticos Garcia Morato. El capitán Aldecoa tenía hasta ese trágico
momento acumulados 3.742 horas, siendo ascendido al empleo de Comándate el
mismo día de su fallecimiento, por orden de 31 de mayo de 1954 (B.O.A. nº 62).
Estaba en posesión de la Medalla Militar Individual.
El uniforme.
Para la recreación del uniforme del Capitan Aldecoa he
tenido la colaboración de mi buen amigo Canario Azaola, el cual que ha
proporcionado una fotografía que andaba buscando en base a la que aparece en la
esquela de su fallecimiento. Esta puede ser una de las últimas fotografías
tomada al Capitán Aldecoa.
Como se aprecia por la foto lleva el uniforme blanco de
verano compuesto de guerrera, pantalón, camisa, calcetines, y zapatos de color
blanco, así como funda blanca para la gorra de plato, y corbata negra. Con este
uniforme se usaban además las palas de fieltro con divisa de metal en las
hombreras. Se aprecian claramente el título de piloto militar, la medalla
militar individual, la cruz de hierro de primera clase así como las horas de
vuelo.
Arriba, vemos la fotografía tomada casi de cuerpo entero
al Capitán Aldecoa. (Fotografía archivo Canario Azaola). Abajo, recreación del
uniforme en base a dicha fotografía. (Colección Carlos Bourdon).
Detalle de la guerrera, con los emblemas, y condecoraciones
usadas en dicho uniforme. (Colección Carlos Bourdon).
Arriba, título de piloto militar y debajo de este
distintivo de las horas de vuelo, en número de 3000 en este caso, ya que se
portaban en distintivos de mil en mil. Debajo, la cruz de hierro ganada en
Rusia por su campaña con la 3ª y 4º escuadrillas azules a las que perteneció.
(Colección Carlos Bourdon).
Arriba, Medalla Militar Individual ganada por su
participación en la campaña de Rusia que le fuera concedida en febrero de 1944.
Debajo, pala con la divisas de Capitán para el uniforme usado en verano.
(Colección Carlos Bourdon).
Esquela recordatorio del fallecimiento del Capitán
Aldecoa, sobre ella el título de piloto militar. (Colección Carlos Bourdon).
Fuentes: elaboración propia, noticia aparecida el día 9
de mayo de 1954 en el diario ABC con la crónica de los actos del festival
aeronáutico internacional. Serie “Semblanzas”, reseña escrita por el Coronel
Emilio Herrera Alonso para la Revista Aeronáutica y Astronáutica. Expediente
personal del Capitán Vicente Aldecoa Lecanda del AHEA, agradecimiento a Eloy Blanco. Uniforme, emblemas y
esquela colección del autor.
Extraordinario reportaje que rinde un bello homenaje al Capitán Aldecoa. Con permiso comparto en Memoriablau. Gracias.
ResponderEliminarFaltaría más
EliminarYo estaba allí, a unos 30 metros de donde cayó. Pienso que, desgraciamente, en esa su última maniobra hubo algún error de cálculo. Digo esto porque unos minutos antes, al salir de un rizo tocó el suelo con las ruedas delanteras de su avioneta. Nada más producirse el accidente, despegaba para dar su exibición el príncipe Constantino Cantacuzeno con su Bucker adaptada al vuelo acrobático. Mi cariñoso recuerdo para estos dos héroes de la aviación.
ResponderEliminarTú testimonio es emotivo, debió de ser una jornada muy excitante, el ver los distintos aparatos en vuelo y la exhibición, que por desgracia termino en tragedia para el E.A.
EliminarAgradecido por tu mensaje