AVIADOR JUAN IGNACIO POMBO ALONSO PESQUERA, ÚLTIMO RAID DE
LA AVIACIÓN ESPAÑOLA.
Por Fernando Llorente Jimenez.
Fotografía de
Juan Ignacio Pombo.
Juan Ignacio
Pombo Alonso Pesquera, era hijo de Juan Pombo Ibarra, perteneciente a la
dinastía de "Los Pombo" que siendo aficionado a la mecánica y
practicante de diversos deportes, derivó en la Aviación, a la que dedicó desde
los 29 años haciéndose Aviador y ya en 1915, constituyó en Santander la
Compañía Española de Construcciones Aeronáuticas, con instalaciones en el
Aeródromo de La Albericía. Trasmitió este entusiasmo a sus dos hijos Teodosio y
Juan Ignacio. Teodosio se hizo Piloto con solo 17 años en la Escuela Militar de
Aviación de Alcalá de Henares. Posteriormente se hizo profesor en la “Aero-Escuela
Estremera” donde tuvo la oportunidad de enseñar a volar a su hermano Juan
Ignacio (nuestro personaje), que con solo seis horas de vuelo, hizo su primer vuelo
"solo", y con 17 años recién cumplidos, ya daba clases de vuelo en
Santander.
En 1932 Juan
Ignacio Pombo fue contratado por el ayuntamiento de Santander, para promocionar
la ciudad como lugar de veraneo, volando una avioneta donde se pintó la palabra
Santander en sus alas. Cosa poco conocida, es que nuestro personaje ya con una
economía familiar en declive, en 1934, tuvo que trabajar como tranviario y
vendedor de periódicos en Madrid, en algunas temporadas. Celoso en parte por la
buena trayectoria profesional de su hermano Teodosio, quiso demostrar a su
Padre, que el también era un buen Aviador, y empezó a gestar en su mente la
idea de realizar una grandiosa hazaña como aviador, basada en cruzar el
Atlántico en avioneta, idea que arrastraba hacia unos años.
Juan Ignacio
decidió con prontitud como destino final de su gran vuelo, la Ciudad de Méjico,
teniendo en su mente y recuerdo, el malogrado final del "Cuatro
Vientos" con la desaparición de sus Pilotos Mariano Barberán, y Joaquín
Collar. Había también otro motivo muy personal, pues Juan Ignacio, se había
enamorado perdidamente de una agraciada joven mexicana, la Srta. María Elena
Rivero Corral, hija de un hacendado español y propietario del diario
santanderino "El Cantábrico". Así pues la decisión de realizar el
vuelo Santander-Méjico, estaba tomada con un recorrido de 15.550 Km y 76 horas
de vuelo estimadas. Juan Ignacio, después de un repaso a las avionetas de la
época se decantó por la nueva avioneta “British Eagle 2”, con cabina cerrada,
monoplano, tren de aterrizaje retráctil, dos puertas laterales, y con patín de
cola. El equipo de Vuelo muy sencillo: altímetro, brújula, anemómetro e
instrumentos de motor. La velocidad en vuelo en crucero normal oscilaba entre
208 y 226 Km/hora. Fue modificada esta avioneta, quitando los asientos
traseros, para poder instalar un deposito de 240 litros de esencia, más otros
dos de 136 litros cada uno en el encastre de los planos con el fuselaje, más
otros dos en las alas de 91 litros lo que hacían un total de 700 litros de
capacidad de combustible. También tenía otro depósito con capacidad de 30
litros de Aceite. El Motor era un DH Gipsy Mayor, de 4 cilindros y 130CV de
potencia.
Juan Ignacio Pombo en su avioneta “Santander” poco antes de iniciar el
vuelo.
En la
financiación del vuelo, participaron numerosos estamentos; como el Ayuntamiento
de Santander, La Diputación, la Aviación Militar, el Real Aeroclub de España
etc. Se abrieron varias suscripciones populares, se organizaron eventos de todo
tipo para conseguir fondos, que desembocó todo, en la creación de una comisión
organizativa que tomó el nombre "Pro Vuelo a Méjico".
La avioneta se
pintó de rojo y blanco, pintándose en ambos lados del motor la palabra
Santander, con la que fue bautizada, recibiendo la matrícula EC-CBB. En el
fuselaje figuraba la leyenda "Costa Esmeralda de España". Trajo de
Inglaterra Juan Ignacio la Santander, el 4 de Mayo de 1935, y fue probada
repetidas veces, antes de su bendición por el Obispo de la Diócesis, y ese
mismo día se fijó la fecha del vuelo: 12 de Mayo de 1935.
Las etapas recorridas con la “Santander”.
El día
señalado para el comienzo del "Raid", estaba en el aeródromo de la
Albericia, el padre de Juan Ignacio, don Juan Pombo Ibarra fundador de la
dinastía. Muchísimas personas habían acudido al aeródromo a participar en la
despedida al intrépido y bisoño aviador. Despegó Juan Ignacio para dirigirse en
vuelo recto a Solares, donde arrojo una corona de flores sobre la tumba de
Ramon Pelayo, para después volar a Laredo y aterrizar en la playa de la Salvé. En
Laredo una multitud le esperaba enfervorizada, y unas señoritas le entregaron
flores y la medalla de la Virgen del Pilar para su protección. Juan Ignacio con
sus solo 21 años explico a las autoridades los pormenores de su vuelo a
realizar sobre el Atlántico. Despego de nuevo para Madrid, pero se ve obligado
a regresar pues una formación de nubes compactas cubría la Cornisa Cantábrica.
Es así que el
13 de mayo despega de La Albericia para Burgos donde le esperan su padre y su
hermano Teodosio, y en formación ponen rumbo a Madrid-Barajas, donde de nuevo
es agasajado por las Autoridades y numeroso público. Despega ese mismo
día a las cuatro la tarde hacia Sevilla-Tablada, donde al llegar, de
nuevo una multitud le está esperando recibiendo un sinfín de agasajos y
parabienes. En Tablada se encuentra con Carlos de Haya que con sus mecánicos,
intenta montar en la "Santander" su patentado sistema integral de
vuelo, pero resulta fallida la buena intención de Carlos de Haya. También en
Tablada el médico del aeródromo le hace unas recomendaciones dietéticas y
hábitos saludables para el vuelo, suministrándole píldoras de cafeína y la
lista de alimentos a llevar a bordo, consejos y dietas que Juan Ignacio obvió
durante su cruce del Atlántico.
Estamos pues a
15 de mayo cuando la Santander con 1700 kilos al despegue inicia el vuelo desde
Tablada con destino a Villacisneros, vuelo que comienza con buen tiempo, pero
que a la altura de Larache se estropea, lo que hace que Juan Ignacio decida el
aterrizaje en Agadir para evitar complicaciones. Seguidamente toma la decisión
de proceder a Sidi-Ifni y posterior Villacisneros. Llegado a Villacisneros y
después de departir con los Oficiales del aeródromo y almorzar en el pabellón
de oficiales, despega para Port -Etienne donde revisa el Motor y limpia
filtros. Y a partir de aquí se desarrolla el vuelo, donde se suceden multitud
de Anécdotas, circunstancias, aterrizajes no programados, y ya en Bathusrt
(Gambia) es donde despega para comenzar el vuelo Trasatlántico, donde
atravesando y evitando una fortísima tormenta, desvíos de ruta, situaciones de
angustia etc. hasta que divisa la Isla de Fernando de Noronha, donde aterriza a
las 15 horas y 15 minutos del 21 de mayo de 1935, habiendo volado 16 Horas y 45
minutos y recorriendo 3160 kilómetros sobre el Océano.
Antes de
llegar a Méjico, muchos avatares y también infortunios le suceden, siendo el
más significativo, su aterrizaje imprevisto en Camocin (Brasil) y cuando inicia
el despegue desde este lugar con poca distancia para irse al aire, toca una de
las ruedas con la valla perimetral del campo de vuelo, capotando la Santander,
y sufriendo graves destrozos que la incapacitan para el vuelo, por lo que Juan
Ignacio permanece allí casi dos meses, tiempo que duran las gestiones muy
complicadas y costosas para conseguir una nueva avioneta. Llega por fin
la nueva avioneta y Juan Ignacio ordena, que en la nueva se monten todos los
elementos que se puedan desmontar de la primitiva para continuar su vuelo a
Méjico. Muy largo seria el relato de la continuación del vuelo hasta Méjico por
el largo numero de cosas y sucedidos que se desarrollan, así pues plantémonos
en la llegada a Méjico el día 16 de septiembre de 1935, donde una multitud
invade el aeródromo Balbuena, y allí las primeras autoridades del Gobierno Mejicano,
embajador español, aviación militar de Méjico, colonia española, reciben y
agasajan a Pombo apoteósicamente, sucediéndose dos importantes acontecimientos,
el primero el encuentro de Juan Ignacio Pombo con su enamorada la Srta. Maria
Elena Rivero Corral, y el reconocimiento como huésped distinguido y
nombramiento de teniente honorario de la aviación militar de Méjico donde se le
condecora. Hasta mediados de octubre que Pombo abandona Méjico, son
innumerables los agasajos, banquetes, recepciones, fiestas corridas de Toros,
donde Pombo con la avioneta "Santander" puesta en la Monumental de
Méjico hace el paseíllo rodeado de toreros y sus cuadrillas. Antes de abandonar
Méjico, Pombo dona la "Santander" al Museo de Aeronáutica de Méjico,
cosa que más tarde no se consolida pues es puesta en servicio con matricula
civil mexicana, operando para el Gobierno, y en un vuelo resulta destruida.
Abandona
Méjico Pombo para su regreso a la Patria, pasando por Cuba y Nueva York, donde
las recepciones y homenajes se suceden, embarcando finalmente en Nueva York, en
el Transatlántico "Habana" y alcanzado España por Vigo, después La
Coruña, Gijón ciudades en las que recibe sendos agasajos y homenajes
nuevamente, llega por fin el 4 de Noviembre a Santander, donde es recibido en
el puerto por miles de personas y todas las autoridades locales y provinciales.
Desciende Juan Ignacio del buque ataviado con el uniforme de teniente de la
Aviación Militar de Méjico y luce las condecoraciones de Venezuela y Méjico
sobre el uniforme.
Llegada a Santander en barco de Pombo, viste como se aprecia en la
fotografía el uniforme de Teniente Honorario de la Aviación Militar mejicana, a
su lado dos oficiales de las Fuerzas Aéreas españolas con el uniforme M-31 en
vigor en esa época.
Al día
siguiente por ferrocarril, llega Juan Ignacio a la Estación del Norte de
Madrid, donde es recibido por las autoridades civiles y militares, por el
Ministro de la Guerra en representación del Gobierno, Sr. Gil Robles. Luce con
orgullo Pombo su flamante uniforme de Teniente Aviador Mejicano con sus
correspondientes condecoraciones.
Con su uniforme de aviador mejicano es fotografiado a su llegada a la
estación del Norte en Madrid.
Días más tarde
en Madrid, hace Juan Ignacio, una visita a los padres de los infortunados
aviadores Mariano Barberán, y Joaquín Collar, a quienes hace entrega de sendas
condecoraciones otorgadas por el Gobierno Mejicano. En Madrid y mientras en
Santander se le nombra hijo predilecto de la ciudad, se suceden innumerables
homenajes y toda clase de actos en su honor, y también se le comunica que la
Compañía Líneas Aéreas Postales Española, más conocidas por sus siglas como la
LAPE, le ofrece un puesto de piloto en su flota.
El 11 de
febrero de 1936 contare Matrimonio en Madrid, con la jovencísima novia Srta.
Maria Elena Rivero, ceremonia algo deslucida, por la ausencia de la madre de la
novia, muy contrariada a la boda dada la juventud de los novios. Viste Pombo de
uniforme de aviador Civil y sus condecoraciones y la cola de la novia es
llevada por los sobrinos del novio, Juan y Rafael, que posteriormente serian
flamantes comandantes de IBERIA. Es a finales de febrero cuando después de
haber hecho unos vuelos como 2º Piloto en LAPE, Pombo pide la baja en la
compañía, por discrepancias políticas con el, Gobierno Republicano, aunque años
más tarde en instancia dirigida y después de la Guerra Civil, manifiesta que
fue despedido. Vuelve Pombo a Méjico como exiliado, pero el comienzo de la
Guerra Civil en España, hace que regrese precipitadamente a España,
presentándose en Tablada el 26 de agosto de 1936, y afiliándose al Tercio
Extranjero de pilotos, para luego y tras un curso de transformación con
nombramiento de alférez de complemento de Aviación, sea destinado a los Breguet
XIX y posteriormente al 2-G-11 grupo de reconocimiento, con aviones Heinkel-46
"pavas". Realiza Juan Ignacio 30 servicios de guerra con casi 300
horas de vuelo, siendo por estas fechas cuando nace su primer hijo, a quien
ponen de nombre Juan Ignacio. En junio de 1937, es nombrado teniente de complemento,
y en diciembre de este mismo año y por motivos médicos es dado de baja en vuelo,
pasando al servicio de tierra y siendo nombrado jefe del aeródromo de Lasarte.
Llega 1938 y
en abril se le nombra jefe del aeródromo de Gamonal (Burgos) y en Junio nace su
hija Ana Maria. Estando de jefe de aeródromo en Burgos, tiene que preparar la
llegada y posterior lugar de reunión de los enviados del insurrecto coronel
Segismundo Casado a parlamentar con los representantes del general Franco los
términos de la rendición total del Ejercito Republicano. Recién liberado
Madrid, es enviado Juan Ignacio al destacamento especial gubernativo de la ciudad
de Madrid. El 14 de agosto se le desmoviliza y licencia, pasando a la escala de
oficiales de complemento, concediéndosele la Cruz Roja al Merito Militar y la
Medalla de la Campaña. Se traslada unos meses a Santander, a la casa familiar
para posteriormente fijar su residencia en Madrid, donde en octubre de 1939,
cursa instancia al Ministro del Aire general Yagüe, solicitando en atención
a sus meritos e historial aeronáutico, le fuera concedida la jefatura del aeropuerto
de Barajas. No es resuelta favorablemente su petición, pero en su lugar se le
encuadró en la Sección de Información del Servicio de Información y Policía
Militar (SIPM) que dirige el coronel Ungria. Pronto se le encomienda una misión
muy especial y reservada a Pombo por sus muchas y muy buenas relaciones que
mantiene en Méjico, y la carencia de relaciones diplomáticas entre España y
Méjico. Cumple muy bien Pombo esta misión, que consistía en recuperar el
importe en divisas que el Gobierno Republicano español había pagado por 20
aviones Bellanca, y que estaban embargados y retenidos en Méjico. Pombo
consigue que el Gobierno Mejicano se haga cargo de estos aviones para su Aviación
Militar, y el gobierno de Franco reciba la cantidad pagada por el Gobierno Republicano.
Distintos viajes realiza Juan Ignacio Pombo entre España y Méjico entre 1940 y
1944, llevando a cabo diferentes gestiones para el Gobierno de Franco. Llega
1944 y Pombo decide establecerse en Méjico, donde se traslada con su esposa y
sus tres hijos, y allí nacerán sus dos últimos hijos. Se dedico a muy diversos negocios
con desigual fortuna y poco exitosos, volvía a España de vez en cuando y en Méjico
sus recuerdos aeronáuticos hacen que recupere su licencia de piloto, y organiza
vueltas aéreas, demostraciones aeronáuticas y toda clase de eventos para el
Club Aéreo Mexicano, corriendo con sus gastos en muchas ocasiones.
También se contrata como piloto ejecutivo de la firma española Domecq Hermanos
de Méjico, volando los aviones Cessna y Navión, que portaban en su fuselaje
sendos anuncios publicitarios como coñac Fundador.
Vuelve Pombo a
España en 1956 con intención de fijar su residencia definitiva. Acude al palacio
de El Pardo a cumplimentar al Caudillo, y le propone a Franco un nuevo
viaje entre Méjico y España, que cayó en saco roto. Pero es en 1960 cuando
Pombo con toda su familia nuevamente regresa a Méjico, porque quiere participar
en una gran carrera aérea entre Méjico y San Luis de Potosi. Consigue Pombo,
por sus buenas amistades un buen puesto de trabajo en las Acerías Mejicanas
Tepesac S.A. como director de laboratorio. También representa para España
periódicos mexicanos, lo que le hace viajar a España con cierta frecuencia. En
1962, sufre Juan Ignacio Pombo según algunas fuentes, episodios de trastorno
bipolar con depresiones e inseguridades, cosas que afectan al matrimonio.
Inicia un nuevo regreso a España, pero el solo dejando a toda su familia en Méjico,
y solo regresando en contadas ocasiones, para asistir a comuniones de sus
nietos, los hijos de su hija Ana Maria con la que le une especial cariño. Otra
vez en Madrid, ya nunca regresará a Méjico, vuelve a entrevistarse con Franco
en octubre de 1970 para cumplimentarle y manifestarle que ya no se moverá de
España. Se hace cargo Pombo de la corresponsalía del periódico Universal de Méjico
en Madrid, y disfruta de su "soltería" madrileña, con almuerzos,
cenas, copas, recalando y aparcando su coche deportivo en el madrileño Hotel
Palace, donde establece tertulia y corren las "copas" y jolgorios. Derrocha
mucho dinero Pombo llevando una vida de ricachón, y su economía cae en la
bancarrota, teniéndole que muchas veces socorrer familia y amigos, y entre ellos
don Nicolas de Cotoner Marques de Modéjar, Jefe de la Casa Real y también de don
Juan de Borbón que goza ya de suculenta cuenta corriente. Muy deteriorado
anímicamente, inicia un retiro espiritual en la Hospedería de la Abadía del
Valle de los Caídos, y asesorado y aconsejado por el Cardenal Primado de
España. el genio y figura de don Marcelo Gonzalez, dirige sus pasos al Parador
Nacional de Guadalupe, donde días después, el 27 de octubre de 1975, acuden dos
monjes y lo acompañan a ingresar en el Real Monasterio de Santa
Maria de Guadalupe, donde le ponen al frente de la tienda de Postales y
recuerdos del Monasterio.
En Enero de
1977, y con 64 años de edad, se le impone el hábito de terciario después de su
paso por la condición de "Donado", al Hermano Juan Ignacio Pombo. No
aguanta la vida monacal y el cenobio el Hermano Juan Ignacio y sin alcanzar la
condición de Fray Juan Ignacio, el 6 de diciembre de 1978, deja el
Convento de Guadalupe. Una vez más el Marqués de Modéjar tiene que socorrer a
Juan Ignacio Pombo, y se mueve para que Juan Ignacio, se pueda alojar en la
antigua residencia para mayores "Casa Solar del santo Duque de Gandía"
residencia para mayores de Hidalgos de España próxima a la Casa de Campo
Madrileña. Allí residió Pombo hasta 1985, corriendo los gastos de su
alojamiento a cargo de la Casa Real del anterior Monarca. Parece que recibe
Pombo desde Méjico una remesa económica, y decide dejar la Casa Para Mayores, y
cambia su alojamiento a la Gran Peña de la calle Gran Vía de Madrid, para más
tarde contratar alojamiento y pensión alimenticia en el Hotel Paris de la
Puerta del Sol Madrileña. Es en este año 1985, cuando se cumple el 50º aniversario
del vuelo Santander a Méjico por Pombo, y la Corporación santanderina,
aprueba un presupuesto de casi 2.000.000 de pesetas para la conmemoración.
También en Madrid la Casa Regional de Cantabria celebra un homenaje en su
honor. En dicho acto se le comunica a Juan Ignacio, que el Ayuntamiento de
Santander colocará en su casa natal del Paseo de Pereda, una placa de Bronce
donde se señale su nacimiento. Estaban en este homenaje a Pombo dos
personajes de la Aviación Militar Española: El General don Luis Serrano de
Pablo, y el Coronel Historiador don Emilio Herrera Alonso.
En conmemoración del 50ª Aniversario del
vuelo Santander-México, se creó una medalla del mítico vuelo, en su anverso se
aprecia el perfil de Pombo, y en su reverso el trayecto realizado desde
Santander a México. (Archivo Canario Azaola).
El 28 de Julio llega
Juan Ignacio a Santander, donde el Real Aeroclub tiene un alto número de actos
de conmemoración de su gran vuelo transoceánico. Acudió desde Méjico y
acompañada de sus dos hijos, Ana Maria hija de Juan Ignacio, para acompañarle
en estos actos, que comenzaron el cinco de agosto en el Ayuntamiento de
Santander, con la imposición de la Insignia de Oro de la Capital Cántabra, al aviador
Juan Ignacio Pombo Alonso Pesquera, iniciándose así una serie de actos,
exposiciones, conferencias etc. También recibiría Pombo la Medalla de Oro
de la Comunidad Autónoma y el descubrimiento de la Placa de Bronce en su casa natal.
Otros muchos actos también se celebraron en Laredo, lugar de especial semblanza
para Pombo. De Madrid y del Museo del Aire se trajo al replica de la avioneta
Santander, para que fuera conocida por las nuevas generaciones de cántabros.
Avioneta de Juan Ignacio Pombo en el hangar nº1 del Museo del Aire de
Cuatro Vientos en Madrid.
Culminó la
semana de eventos con el magnificó festival aeronáutico en el aeropuerto de
Parayas, de Santander, patrocinado por el Ejercito del Aire, que cautivó a los
miles de personas allí congregadas. Un emocionado Juan Ignacio presenció todo
aquella puesta en escena para honrar su vuelo y su memoria, y alcanzó los
mayores grados de emoción, cuando los cinco pilotos de la Patrulla águila con los
“CASA C-101”, subieron a cumplimentar a Pombo a la terraza del Aeropuerto y
fotografiarse juntos, en los precisos momentos que otros 4 F-4C Phantom
iniciaban espectaculares pasadas, acelerando sus motores, provocando
impresionante estruendo. Cuando aún Juan Ignacio Pombo estaba gozando en
Santander de su renovada popularidad, fallecería este gran aviador el 5 de Diciembre
de 1985 a los setenta y dos años de edad, víctima de un cáncer hepático. Juan Ignacio había ingresado en el Hospital Marqués
de Valdecilla el 29 de Noviembre, donde aquejado de la cirrosis que venía
padeciendo, se le diagnosticó cáncer hepático terminal. Según su hija Ana Maria
Pombo Rivero, su padre siempre le había manifestado que quería ser sepultado en
su "tierruca" y por eso al verse afectado, allí se trasladó. Su hija
Ana Maria al ser informada del luctuoso suceso, voló inmediatamente desde Méjico
a España, para estar presente en el magno funeral que la Presidencia de la
Comunidad había organizado. También asistieron su hermanos Teodosio (Teo Pombo)
Maria del perpetuo Socorro y Maria Lourdes. Sus restos fueron inhumados en el
Panteón de Montañeses Ilustres en el Cementerio de Ciriego (Santander).
Una de las ultimas fotos de Juan I. Pombo, en la solapa de su chaqueta se puede apreciar la medalla de mutilados y el título de piloto militar. (Foto Canario Azaola).
Lapida con los restos del famoso aviador
Pombo en Ciriego, Santander.
Durante la
inhumación varios C-101 del Ejército del Aire, sobrevolaron varias veces la
localidad para rendir honores aeronáuticos y militares al piloto aviador Juan
Ignacio Pombo Alonso Pesquera héroe del Raid Santander-Méjico, último de los
Grandes Vuelos de la Aviación Española. El 27 de Enero de 2005, en Valencia, un
avión CRJ-200 de la Compañía Aérea "Air Nostrum" fue bautizado con el
nombre de Juan Ignacio Pombo. El 21 de Octubre de ese mismo año el pleno
municipal del Ayuntamiento de Santander, aprobaba que una calle del Barrio de
la Lagunilla, llevase el nombre de "Calle Aviador Juan Ignacio Pombo”.
Fuentes: Artículo escrito por
Fernando Llorente Jimenez.
Libro “Grandes vuelos de la
aviación española”, del Instituto de Historia y Cultura Aeronáutica, Madrid
2.007. Conversaciones con Juan Ignacio Pombo, una de ellas en el 50º
Aniversario del vuelo Santander-Méjico de 1985. Entrevistas personales con su
sobrino Rafael Pombo y su hermano Teodosio Pombo.